Javier Arenas, en una demostración más de su intachable coherencia política, ha arengado a la Junta de Andalucía para que limite los sueldos de los altos cargos en las empresas públicas.
Según el buque insignia de los populares andaluces, en tiempos de crisis la Administración ha de dar ejemplo de austeridad y no se puede consentir que la retribución de los altos cargos de las empresas públicas esté por encima de lo que perciben los consejeros o el Presidente de la Junta.
Y tiene razón, aunque lo que de verdad me extraña es que no haya solicitado que las retribuciones de los consejeros se iguales a las de los directivos excelentemente pagados de las susodichas empresas.
Lo único que le falta a Arenas para ser del todo creíble en sus intenciones es lo de siempre, es decir, coherencia política. Porque, antes de lanzarse al ruedo pidiendo algo que es lógico y razonable por su propio peso, debería predicar con el ejemplo y practicarlo allí donde su partido gobierna y es responsable de la gestión de la cosa pública.
Porque va a ser difícil creer a Arenas en su discurso populista, cuando se ha hecho público que dos altos cargos directivos vinculados al Ayuntamiento de Málaga, gobernado por el Partido Popular y en la circunscripción política de Arenas, tienen incluidas en sus contratos sendas cláusulas de de blindaje con indemnizaciones de hasta 400.000 euros. Ya se sabe, para que no sufran demasiado si pasan a engrosar las filas del paro a causa de la crisis.
Pero la cosa no queda ahí, porque ambos altos cargos, a saber, la directora del Palacio de Ferias, Yolanda de Aguilar, y el gerente de Promálaga, José Estrada, resulta que cobran al año casi tres veces más que el alcalde de Málaga. Todo un ejemplo de austeridad y coherencia.
Arenas, mejor te aplicas el cuento antes de intentar que todos nos lo traguemos como chinos.
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