A quienes se derriten el cerebro intentando descubrir la fórmula que permita sobrevivir al periodismo en los tiempos futuros, puedo anunciarles sin temor a equivocarme que el sufrimiento ha llegado a su término.
El motivo es que Javier Darío Restrepo, ese inmortal y premiado periodista, tan nombrado en las memorias de Gabriel García Márquez, y del que es amigo personal, ha encontrado la solución a tan trascendental problema.
Y para ello no ha tenido que emplear su tiempo en farragosas investigaciones de audiencias y mercados que no conducen a nada.
Tan sólo ha efectuado un regate magistral a la cuita con una expresión de enciclopedia.
Porque Restrepo, en los debates que se celebran en ese oráculo que es la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano ha propuesto desde el lodo de la nostalgia el buscar las técnicas adecuadas que permitan “derrotar al tiempo” para no caer en los riegos de un periodismo de urgencias.
La conclusión del autor de la crónica de los debates, fuente de este post, Dario D’atri de Clarín.com, tampoco es que invite a la esperanza precisamente.
“La tentación alarmista en relación al futuro de los medios tradicionales fue, casi siempre, y paradójicamente, directamente proporcional a la edad de los participantes. Los más jóvenes, en cambio, defendieron el enorme poder que los medios y los periodistas ganan con los desafíos que dispara ese escenario de lectores superinformados, autónomos, productores y consumidores de información en simultáneo”
Y yo me pregunto ¿podemos hablar entonces de brecha periodística en función de la edad del reportero?
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