Mi obra literaria

23 octubre 2008

TUSSAM condenada de nuevo a pagar por un despido improcedente

Si la dirección de Transportes Urbanos de Sevilla (TUSSAM) pusiese un circo es seguro que le crecen los enanos.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha sido ahora el encargado de darle un nuevo varapalo (ya no se sabe cuántos van) a la dirección de la empresa del transporte urbano sevillano. Ahora ha sido condenada a indemnizar a un directivo por despido improcedente. En esta ocasión ni más ni menos que con 123.000,4 euros.

El directivo en cuestión, JPR, llevaba 46 años trabajando en la compañía y se encontraba a cuatro meses de su jubilación en el momento de los hechos. Por aquellos días, JPR había iniciado un procedimiento de reclamación por acoso laboral contra la empresa que derivó en una declaración de Incapacidad Permanente Total.

No es la primera vez que TUSSAM es condenada a indemnizar a trabajadores ni a directivos. Con anterioridad a este caso, otro director, RRC también inició un procedimiento de reclamación por acoso laboral que terminó ganando en los juzgados de lo social, consiguiendo una indemnización sumamente elevada que hasta ahora no se ha hecho pública. A RRC se le concedió una Invalidez Permanente Absoluta como consecuencia de la reclamación por acoso laboral.

Por lo que se ve, la dirección de TUSSAM continúa acumulando éxito tras éxito en su gestión al frente de la empresa. Yo denuncié en este blog el acoso al que fui sometido en su momento y también  el de algún que otro compañero. Ya por entonces tenía conocimiento de estos dos casos, precisamente porque fueron mis superiores y trabajé con ambos durante un tiempo. A raíz de su salida de la empresa me tocó el acoso a mí, que se extiende como práctica habitual de esta incompetente dirección de manera preocupante.

Afortunadamente, la situación y las consecuencias que me provocó las superé de forma positiva en lo referente a mi salud, pero conozco otros casos que no pueden afirmar lo mismo.

Ahora dirán que no es así, que son muy buenos y que tienen un trato exquisito con las personas. Pero yo, en mi quehacer cotidiano en la empresa, veo a diario todo lo contrario. Hacen lo que les da la gana sin importarles un bledo las personas ni las consecuencias que les puedan acarrear sus decisiones arbitrarias e interesadas, y mucho menos el dinero que cueste al bolsillo de los ciudadanos sus cacicadas. Ya se sabe, aquello de que como la pasta no es mía pues no me duele tirarla.

Y mientras tanto, el alcalde mirando para otro lado. Para no variar.

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