Maggie es capaz de reconocer voces, caras e incluso sentir cuando alguien la toca. Llevan seis años trabajando en ella bajo la dirección del catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática Miguel Ángel Salichs.
A día de hoy, Maggie es capaz de moverse por el entorno con autonomía, evitando obstáculos, de reconocer objetos marcados con etiquetas de radio frecuencia, de reconocer las caras de las personas y la voz. También es capaz de conectarse a Internet y dar información accesible, además de poseer sensores que le permiten saber cuando alguien la toca.
“En el futuro previsiblemente nos encontraremos robots en nuestros entornos cotidianos, en nuestra casa, en nuestro trabajo, en el sector de servicios, y eso hace que la interacción con los humanos pase a ser muy importante”, explica el director del proyecto.
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