Durante las celebraciones del 2 de mayo, la lideresa del Partido Popular no se ha cortado a la hora de ensalzar en sus soflamas a los héroes del levantamiento contra los franceses en la celebración de la fiesta de la Comunidad de Madrid. He aquí algunos de sus elogios resaltados en un artículo de Libertad Digital:
"sólo les movía su patriotismo y sus ganas de libertad"
"entre los que se levantaron había hombres y mujeres de todos los lugares de España. Sabían que eran españoles y no tenían dudas de lo que era España"
"compartían una cultura con otros 12 millones de personas"
"Esta fue la chispa que dio pie al levantamiento"
"Hoy 200 años después, la gesta histórica sigue asombrándonos", sentenció. Para acabar quiso subrayar que "recordar y honrar su patriotismo y su lucha por la libertad es nuestra obligación".
Con todos mis respetos a la Historia de este país, tengo la sensación que en ninguna otra ocasión ha hecho el pueblo español un ridículo tan espantoso como en aquellos días, intentando devolver la corona a un monarca crápula que la estaba vendiendo en París por una pingüe suma de dinero. Lo peor de todo es que el pueblo lo pagó con su sangre, como casi siempre (lo de la libertad, me lo tendrán que explicar de nuevo). No es que no me parezca heroico lo que hicieron, que tiene su mandanga, sino que es la más clara manifestación conocida de cuando el patriotismo se convierte en verdadera gilipollez.
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