cabecera_tipográfica_trans

17 mayo 2012

El examen de Zoido

El Alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, se ha puesto un examen, que para eso estamos en época de final de curso. Ha sido él mismo quien ha elegido las preguntas y su valor, quien las ha respondido tirando de todo su saber, quien las ha corregido y puntuado acorde al baremo preestablecido por su persona. Y al final, con la visión global de cómo se ve Zoido a sí mismo y tras un análisis concienzudo, se ha autoevaluado.
“Señores, con esta visión de conjunto de los resultados obtenidos, no me queda más remedio que otorgarme la máxima nota en mi primer año de mandato”, ha afirmado tajante ante los informadores.
Y ello a pesar de que aún tiene numerosas asignaturas pendientes. Porque hasta ahora no conocemos cuál es su modelo de ciudad y de lo poco que hemos logrado averiguar es que va a tirar de la manida fórmula de utilizar el urbanismo para paliar el paupérrimo estado de las arcas municipales (Ikea, La Gavidia, Parking en la Alameda, etc.). Nada nuevo bajo el sol en definitiva.
Sobre la lacra que lacera a la gente que habita Sevilla, el paro y el infarto económico, ni se sabe ni se espera. Con el agravante además de esa manía que les ha dado a los populares de comenzar las casas por los tejados. O lo que es lo mismo empezar haciendo aquello que dijeron en campaña que no iban a hacer.
Un ejemplo claro es lo que ha ocurrido en Tussam y en el resto de empresas municipales. Durante la campaña electoral Zoido dijo por activa y por pasiva que los sueldos de los trabajadores eran lo último que se iba a tocar. En Tussam, con la honrosa excepción de la progresiva incorporación de los eventuales de la bolsa de trabajo, ha sido justo lo primero.
La prometida reestructuración de directivos poniendo al frente de la empresa a verdaderos profesionales se ha limitado al cambio de gerente. Y aunque en eso la empresa ha salido ganando –es justo reconocerlo así-, lo cierto es que ahora cuenta con más directivos que antes y más caros.
Se sigue sin noticias de la auditoría que se iba a encargar de dictaminar qué ha ocurrido con aquellos 70 millones de euros cargados en las cuentas de la empresa y que no le correspondía, según afirmó él mismo. Tampoco se sabe nada de la famosa reestructuración de líneas, salvo la prolongación de unas cuantas al centro de la ciudad, que ha supuesto un notable incremento de viajeros pero que es a todas luces insuficiente.
Y para más INRI, se sigue haciendo la vista gorda ante las supuestas irregularidades detectadas en la empresa y que continúan impunes a día de hoy, como alguna que otra reincorporación tras una excedencia de más que dudosa legalidad.
Aunque, ya se sabe, para unas cuantas asignaturas pendientes no hay nada mejor que tirar de la herencia recibida. Para todo lo demás, Máter Card.

No hay comentarios: