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09 enero 2012

Un congreso en busca de credibilidad

¿Se puede recuperar la credibilidad perdida mediante un congreso? Complicado. Pues en esa tesitura se encuentra el PSOE y, además, ha de intentar conseguirlo a tan solo dos meses de una elecciones autonómicas andaluzas en las que se juega la última gran baza de poder en el territorio nacional.

Para semejante apuesta las cartas hasta ahora desveladas, Rubalcaba y Chacón, no despejan demasiado las dudas. Además, las prisas pueden jugarle una mala pasada al partido del puño y la rosa y cerrar el congreso en falso y con la credibilidad aún más por los suelos que antes, que ya es decir.

Ambas ramas, continuistas y copartícipes de la política aplicada por Zapatero y del devenir del partido en estos años, pretenden ahora liderar un cambio tanto interno como de propuestas que no impulsaron cuando pudieron hacerlo. Oportunismo político le llaman.

El debate que necesita el PSOE es mucho más fondo. Y el país está necesitado de un partido fuerte de oposición que encarne una verdadera alternativa al modelo neoliberal tan de moda. ¿O es que ahora quienes han defendido y aplicado políticas neoliberales bajo la marca PSOE han visto la luz y reniegan de ellas en un acto de purgación pública? Esas contradicciones son las que derrumban la credibilidad.

En algo parecido está empeñado José Antonio Griñán desde la presidencia de la Junta de Andalucía. El esmero en presentar como diferente la manera de gestionar la crisis en comparación con los gobiernos del PP. Para el presidente andaluz es de vital importancia que esa credibilidad perdida se recupere en el congreso que se celebrará en febrero en esta tierra. La partida es de alto riesgo.

Su situación política de cara a los comicios no es la más favorable. Todos los sondeos repiten la tendencia manifestada en el país en las recientes municipales, autonómicas y generales. El Partido Popular se perfila como más que probable ganador. Arenas puede alcanzar la Junta en su cuarto intento.

Pero por si fuera poco tiene que batallar con los escándalos de los ERE fraudulentos y ahora con el de tráfico de influencias de Iván Chaves, el hijo de su antecesor, que ha destapado un informe policial a raíz de la investigación producida a causa de la denuncia de robo de documentos en su empresa.

El largo recorrido de los ERE, de los que ni siquiera se han depurado responsabilidades políticas, además de abundantes titulares va a dar mucho juego a sus opositores, eso si no es aventado aún más por alguna decisión judicial de aquí a la celebración de las elecciones.

Además, la situación y los datos económicos que ven la luz cada día son todavía, si cabe, más contundentes. Andalucía es la comunidad autónoma con mayor índice de paro, un sangrante 31% que la sitúa un 10% por encima de la media nacional. Y lidera los rankings en ejecuciones de embargos judiciales y en ejecuciones hipotecarias. Con este panorama el objetivo parece casi imposible.

Griñán pretende mantener la neutralidad hasta que se perfile el ganador. Él no se está jugando sólo un puesto en la ejecutiva, tmabién la presidencia de una comunidad donde llevan gobernando más de treinta años y que se ha convertido en el último reducto de poder. El ganador saldrá de su brazo cuando finalice el cónclave, sea cual sea el resultado. Lo inmediato posterior será que se vuelque en la campaña andaluza y le ayude a ganar las autonómicas.

La credibilidad puede esperar a mejor momento.

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