Carlos Arizaga, el ínclito gerente de Tussam, la empresa de autobuses urbanos de Sevilla, dijo al diario Público que la publicidad del bus ateo en los autobuses de Sevilla no era viable porque ClearChannel, la empresa concesionaria de los mismos, argüía “los escasos beneficios que le reportaría o porque pudiera afectarle para otros contratos por la tradición religiosa de la ciudad”. Se ha lucido. Seguro que en ClearChannel están tirando cohetes de alegría.
Cuatro días más tarde, como el mismo diario explica, en declaraciones a otro periódico, quiso deshacer el entuerto y reconoció que el rechazo provenía de la propia dirección de Tussam. Tampoco es que hubiera que ser muy lumbreras para adivinarlo, porque ClearChannel es la misma empresa que gestiona la publicidad en los autobuses de Málaga y allí la campaña ha funcionado con completa normalidad.
Lo que no dice Carlos Arizaga, por ejemplo, es que fue él quien ordenó que, tras la muerte del Papa Juan Pablo II, los autobuses urbanos de Sevilla lucieran un lazo negro durante tres días. Curiosa manera la que tiene este señor de entender la publicidad en la empresa que dirige.
ClearChannel es una empresa de amplia experiencia en el campo de la publicidad y, como toda empresa que se precie, lo único que busca es la máxima rentabilidad de su negocio. Cosa que, al parecer, todavía no ha comprendido ése, ese Arizaga que sale a los medios a largarle marrones ajenos difundiendo medias verdades y se queda tan tranquilo.
Tampoco dice Arizaga, mala memoria la suya, que cualquier publicidad que se inserte en los autobuses urbanos de Sevilla ha de contar con el visto bueno previo de Tussam, es decir, el suyo propio, tal y como recoge el mismo contrato al que se refiere.
Antonio Rodrigo Torrijos, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, ha salido a la palestra y ha desautorizado a la dirección de Tussam en este tema. Y me parece muy bien. No suelo estar demasiadas veces de acuerdo con Torrijos, pero en esta ocasión no puedo decir otra cosa que tiene razón.
Como ya escribí en este blog hace días, no entiendo por qué le tenemos tanto miedo a la libertad. No comprendo por qué una asociación cristiana no puede publicitar sus creencias, siempre desde el respeto, o por qué no ha de poder hacerlo de la misma manera otra atea, o budista.
Sevilla, que se caracteriza por vivir la pasión de una manera especial -¿existe un acto publicitario más grandioso y brillante que
Probablemente, una publicidad como de la que estamos hablando, lo único que provocaría es que cada cual se muestre más firme en sus convicciones, cosa que no me parece mal. Pero sin impedir que quien lo desee las pueda exhibir en público, con lo que gana la libertad y la convivencia. Lo que a todos nos interesa, en definitiva.
Lo que habría que preguntarle al señor Arizaga es aquello que pregonaba la canción. ¿Y tú de quién eres, Carlos? Porque lo mejor en estos casos suele ser manifestarse tal cual uno es, para no engañar a nadie y, también, para facilitar el diálogo, el entendimiento y la convivencia humanas.
Otra cosa muy diferente es que sus intereses personales vayan por otro lado muy distinto.
4 comentarios:
¿Que coño pasa con el PSOE del Ayuntamiento de Sevilla oponiéndose a la campaña publicitaria agnóstica?.Son capaces de cualquier cosa con tal de no perder votos de las masas abducidas por las supercherías religiosas, ¿donde esta el compromiso y el respeto a la laicidad del Estado recogido en la Constitución?. ¿Que clase de libertad es la que defienden estos tipos?.Otra claudicación rastrera de estos personajillos meapilas.Salud.
Enrique: yo todavía tengo esperanzas de que se autorice.
¿Carlos Arizaga, contrario a esta publicidad?... ¡¡opu!! ¡¡opu!! ¿dei que manera se explica eso?
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