Una treintena de personas, entre activistas del 15M, trabajadoras de la Residencia de Mayores y Grandes Dependientes de Montequinto y ciudadanos y familias afectadas, se han concentrado esta mañana a las once horas ante la Delegación Territorial de la Consejería de Salud y Bienestar Social, en la Avenida de Luis Montoto. Los integrantes de la protesta han llevado a cabo una cacerolada para exigir que se realicen ingresos en la residencia, que cuenta con más de 120 plazas vacías de las 270 de las que dispone.
Chari,
trabajadora de la residencia y miembro del 15M de Montequinto, explica los
comienzos de esta lucha, allá por el verano de 2011. “En principio nos dijeron
que nos trasladaban a otra residencia de manera temporal mientras se construía
otra en unos terrenos que iba a ceder el Ayuntamiento de Dos Hermanas en el
barrio de Montequinto”, cuenta. Nada de aquello sale adelante.
Con
posterioridad, hace ya más de un año, se publica en el BOJA y en el BOE que no
se va hacer ninguna construcción nueva. Se terminan las ya iniciadas, “pero
oficialmente no se construye nada”. Chari relata que la siguiente excusa que
esgrimen es que la van a reformar, “pero nos dicen que tenemos que salir de
allí para poder ejecutar la reforma”. Lo consideran otra nueva mentira. “En
hospitales donde los pacientes están en peores circunstancias y condiciones no
hay que sacarlos y cerrar el hospital para reformarlo”, añade.
Además
explica que meses antes de anunciar el cierre la Consejería llevó a cabo una
reforma enorme de la enfermería completa, con todo el mobiliario y los baños de
las plantas asistenciales, y no hubo que trasladar a ningún residente. “Hoy
día, con un número menor de residentes lo pueden hacer incluso más fácil que
entonces”, afirma.
La situación actual
Esta
trabajadora explica que desde hace mucho tiempo no hay ingresos, pero sí fallecimientos,
“porque es un centro geriátrico”, y la consecuencia inmediata es que se está
perdiendo la residencia. “La están dejando morir en vida, cuando sabemos que
hay miles de personas en su casa necesitando un ingreso en residencia y las
están dejando morir”, lamenta. Y añade que “ahora mismo tenemos capacidad para
270, aunque ellos hace un año y pico lo mermaron a 160, pero la ocupación es de
129 abuelos”.
También
se queja de que hay menos puestos de trabajo, “porque al mismo tiempo que merma
el número de residentes, también lo hace el número de trabajadores, ya que se
han producido fallecimientos de trabajadores, traslados, jubilaciones y esos
puestos no se cubren”. La consecuencia es que “tenemos menos residentes, pero continuamos
con el déficit de personal, porque no se cubren las plazas que van quedando
libres”.
La
batalla desde hace tres años con la Consejería se produce “porque desde
entonces le pedimos que nos atienda y reciba para darnos una explicación de sus
argumentos para cerrar una residencia pública, que además es la única que está
adaptada y preparada para grandes dependientes”. “El resto donde los quieren
trasladar no reúnen las mismas condiciones y por muy buenos profesionales que
seamos no podemos trabajar si el entorno no reúne las condiciones apropiadas”,
aclara.
Chari
advierte de que los actuales residentes y sus familiares están en una situación
de incertidumbre permanente, “porque en ningún momento se les ha comunicado
dónde van, por qué se traslada. Oficialmente no saben absolutamente nada”. En
su opinión, La Consejería ha tomado “una decisión política, de privatizar o de
negociar con aquello, no lo sabemos, pero ahora no sabe cómo ejecutarlo sin que
se les vea el plumero, porque lo que van a hacer yo no sé si será legal o
ilegal, pero inmoral lo es al cien por cien”.
De
especial relevancia, y uno de los motivos de la movilización de hoy, es el caso
de Juan Manuel Martín. Un hijo único
cuya madre, de 81 años y gran dependiente, lleva más de nueve esperando una
plaza, a pesar de que necesita cuidados las 24 horas del día. Juan Manuel tiene
una reunión solicitada con la Delegada en el día de hoy y a la misma hora en
que se celebra la protesta.
Cuando se le pide una valoración de una lucha tan prolongada en el tiempo, Chari se muestra optimista. Una de las acciones que más valora es la ocupación de la residencia con la que se consiguió que hubiera veintitantos ingresos nuevos. “El delegado de entonces nos pidió una reunión. Cuando le dijimos que había montones de personas esperando lanzó el desafío de que si encontrábamos a alguien lo meterían en 24 horas. Así fue pero después se paralizó y hasta hoy”.
Aunque
el futuro es algo siempre incierto, ellos van a continuar a la espera de que la
Consejería se pronuncie y manifieste lo que van a hacer. Su intención es
continuar luchando hasta el final. Pero advierte, “esto no termina con el
cierre de la residencia, porque después habrá que denunciar si esos centros a
donde los quieren llevar reúnen las condiciones adecuadas. Entonces seguirá la
lucha”.
"Estamos
siempre a la espera de cómo se van a pronunciar y qué van a hacer", concluye. Pero advierte de que "nosotros
vamos a seguir luchando con todas nuestras fuerzas hasta el final y después.
Porque después habrá que denunciar si esos centros a donde los quieren llevar reúnen las
condiciones adecuadas. Esto no termina con el cierre de la residencia, sino que
sigue la lucha".
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