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22 febrero 2014

Julio Anguita y el "precariado"



Tanto el Frente Cívico como las asambleas ciudadanas y otros movimientos políticos plantean una toma de los círculos de poder desde fuera del sistema de partidos. ¿Es viable en España esta manera de llegar al poder sin pasar por las instituciones?

Si nos montáramos en una máquina del tiempo, veríamos que la Constitución del 78, entre otros muchos errores, tiene uno muy gordo: el que afirma que los partidos políticos constituyen el vehículo de formación de la opinión pública. Eso es un error. El sujeto político es el ciudadano o la ciudadana, no el partido político. ¿Deben existir? Por supuesto. ¿Pero cuál es el papel que yo les atribuyo? Yo pertenezco a un partido político [PCE] que, en su origen, radicó su filosofía en el marxismo; era una cosmovisión, tenía sus interpretaciones de la historia, aspiraba a un tipo de sociedad… éramos un corpus teórico y práctico, una cosmovisión. Ahí los partidos tienen un lugar extraordinario, único.

Lo que pasa es que los partidos hoy se han transformado en máquinas electorales, y ése es el mal. ¿Cuáles son los sujetos de la transformación política? Los partidos que cambien y esa inmensa cantidad de gente, dispersa y dividida, que está tanteando cómo se organiza, ése va a ser el nuevo sujeto revolucionario. Ese sujeto, cuando tome conciencia, que es a lo que yo llamo el precariado, ésos que viven mal, ésos que no tienen trabajo, cuando sean conscientes… No va a ser la clase obrera, vamos a hablar las cosas claras. Ese precariado y el mundo de la inteligencia —sin saber no hay Revolución, toda esa parte de la izquierda que desprecia el saber es contrarrevolucionaria—  son los que yo creo que deben ser nuevos sujetos políticos. Pero hoy, usted observa que la inquietud de todas las fuerzas políticas es la campaña electoral. Y termina la campaña electoral y ya están preparando la siguiente. Se han transformado en eso.

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