Willie Maning, un afroamericano de 45 años, será ejecutado
hoy en el Estado de Mississippi por dos asesinatos cometidos en 1992. El reo ha
pedido el indulto, o al menos una suspensión de la ejecución para que puedan
realizarse análisis de ADN y de otro tipo a las pruebas del crimen. Manning
sostiene que es inocente y sus abogados afirman que el fiscal encargado de la
acusación durante el juicio utilizó tácticas raciales en la selección del
jurado. Incluso el FBI ha admitido de manera inusual que su análisis inicial de
los datos contenía errores.
Willie Jerome Manning fue declarado culpable del asesinato
de Jon Steckter y Tiffany Miller, dos estudiantes blancos de la Universidad
Estatal de Mississippi, la madrugada del 11 de diciembre de 1992 en el condado
de Oktibbeha, en el oeste de Mississippi. Tenía 24 años y se le condenó a
muerte a finales de 1994.
En la fase procesal de determinación de la prueba,
completada al día siguiente, el abogado defensor no hizo discurso de apertura y
sólo presentó dos testigos: la madre y la tía del acusado. La Corte Suprema de
Mississippi confirmó la declaración de culpabilidad y la condena a muerte en
1998, rechazando el argumento de que a Manning se le había negado una
asistencia letrada adecuada en la fase de determinación de la prueba.
En 2009, un juez federal denegó su apelación, incluida la
alegación de que la fiscalía había incurrido en prácticas racialmente
discriminatorias al rechazar candidatos de raza negra durante la selección del
jurado. El grupo original de candidatos lo componían 85 personas, 28 de ellas
negras. De las 12 personas que finalmente lo compusieron sólo dos eran de
color.
El juez federal resolvió que Manning no había demostrado que
el uso por parte del fiscal de recusaciones sumarias de posibles miembros
negros del jurado fuera de motivación racial. Tambíen rechazó el argumento de
que el acusado se había visto perjudicado porque su abogado se negó a
investigar y presentar pruebas y testimonio atenuantes sobre el ambiente de
pobreza, privación y abandono parental en el que había crecido y la violencia
doméstica que había presenciado. El 25 de marzo pasado se agotaron todas sus
vías de apelación al negarse la Corte Suprema de Estados Unidos a examinar su
caso.
Además de la petición de indulto presentada al gobernador,
sus abogados han pedido la suspensión de la ejecución para que puedan realizar
análisis de ADN y de otro tipo a las pruebas del crimen. El 25 de abril la
Corte Suprema de Mississippi denegó la petición por cinco votos contra cuatro,
alegando que se habían presentado al jurado “pruebas concluyentes y abrumadoras
de culpabilidad”.
Los cuatro jueces que votaron en contra dijeron que no sólo
debería haberse permitido la realización de los análisis, sino que deberían
revisarse las tácticas de selección del jurado utilizadas por la fiscalía.
Afirmaron que “los motivos ofrecidos por la fiscalía” para rechazar a ciertos
candidatos negros al jurado “sugieren en un alto grado una motivación
pretextada” y que “los hechos sugieren un patrón de discriminación racial
inadmisible por parte de la fiscalía”. Además sostienen que el examen anterior
realizado por la Corte sobre esta cuestión había sido “muy somero”.
Los abogados del reo sostienen que las pruebas físicas que
lo vinculan con el asesinato, como muestras de cabello y otras, pueden permitir
la identificación de un asesino diferente. Incluso la del testimonio de un informante de la cárcel que le había dado previamente una declaración que implica a otra persona.
Vanessa
Potkin, abogada en el Proyecto Inocencia, ha
manifestado que “es inconcebible que una ejecución siga adelante cuando hay
evidencia biológica que puede descubrir la verdad y demostrar si se cometió el
crimen”. “¿Cuál es el miedo de alguien?”, se pregunta, mientras pide la
intervención de alguien que detenga esta brutalidad. Un milagro que, de no producirse, marcará el último día en la vida de Willie Manning.
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