Vídeo realizado por AlfonsoAlonso, hermano de José Luis.
En los tiempos que corrían entonces, Tussam era un cortijo en el que se solazaban a
gusto algunos señores feudales que tenían un concepto de la política y de la
administración de la cosa pública íntimamente ligado a oscuros intereses
personales. Algo que hoy la realidad se está encargando de demostrar que es lo
habitual.
La demostración más palpable del ambiente cortijero que
reinaba en todos y cada uno de los rincones de la empresa era la pérdida
generalizada de la condición de seres humanos para los integrantes de la
plantilla. El concepto persona había desaparecido por completo de la
cotidianeidad laboral, borrado de un plumazo por la actitud dictatorial del
cacique que la dirigía, que supo aprovecharse de la falta de carisma político
de unos dirigentes que siempre utilizaron la empresa para satisfacer unos
intereses políticos en la mayoría de las ocasiones diametralmente opuestos a
los de la compañía. La prueba más evidente de todo ello fuel el nefasto
resultado de su terrorífica gestión que todavía hoy sigue lastrando a la
empresa.
Si se discrepaba de alguna decisión, por nimia que ésta
fuera, la respuesta sistemática era la represión. El miedo incluso a expresarse
se extendía por los pasillos de la sede principal como un plaga bíblica. Incluso en las conversaciones íntimas entre
los trabajadores ese miedo era más que explícito y se implantaba en cualquier
ámbito de la organización, como una losa granítica que impedía a todos crecer
como personas.
El mayor logro de una manera tan peculiar de dirigir una
empresa pública fue un clima de relaciones humanas irrespirable y la
desgraciada muerte de dos trabajadores, Enrique
y José
Luis, que por las causas que fueran decidieron no soportar más tal estado
de vejación.
Se dijeron entonces muchas cosas, muchos sin sentidos que
hoy parecen todavía más desacertados. Cuando un conflicto de estas
características estalla se pone en marcha un mecanismo oculto que es implacable
y siempre al servicio de los mismos intereses. Medios de comunicación,
periodistas, políticos y cierto tipo de entidades, que generalmente actúan a
manera de lobbies, engrasan sus maquinarias y las ponen a funcionar a toda
máquina. Los titulares se encargan de hacer el resto, casi siempre sin pararse
a pensar sus posibles consecuencias. Lo vemos cada vez que estalla una protesta
en el ámbito de lo público.
Han pasado cuatro años para que la
justicia otorgue la razón a José Luis. Quienes vivimos aquellos días de
manera muy cercana lo sabíamos desde primera hora. No podía ser de otra manera.
Hoy a los Alfredo Sánchez Monteseirín, Guillermo Gutiérrez Crespo, Carlos
Arizaga, Fran Fernández y demás se les ha debido remover algo en sus
conciencias, en el caso de que les quede algún resquicio de humanidad en su
interior. Y además tienen motivos más que suficientes para estar seriamente
preocupados.
También algún que otro junta letras de la prensa local —en
especial uno del diario que luce el nombre de la ciudad, que ejerce de vocero oficial
del poder de turno y que se dedica en su tiempo libre a llamar rompe lunas a
cualquier trabajador de la empresa que no satisfaga sus deseos por muy
descabellados que estos sean—, debería reflexionar sobre si ese es el
sacrosanto cometido de una profesión tan hermosa como el periodismo. Porque una
cosa es prender la luz para que se vea lo que ocurre y otra muy distinta
incendiar la estancia de manera que nadie sea capaz de poner en pie lo ocurrido
allí.
2 comentarios:
Amigo Jack, en el video dice que han pasado cuatro años y Tussam sigue sin darle el pésame a la viuda y a la madre de vuestro compañero.¡¡ DIME que eso No es cierto...¡¡ No me lo puedo creer. ¿¿ Entonces aquellos envios de autobuses destartalados para los hermanos cubanos es pura comedia, pura farsa? Osea, que van de SOLIDARIOS por la vida, pero con el pobre Jose Luis no rinden con el protocolo de la decencia humana. No si ya lo dice el refran "No le pidas peras al marmolillo..." Creo que es asi.
Anónimo: pues parece ser que es así, al menos yo no tengo constancia de que se haya trasladado oficialmente el pésame a la familia.
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