De mañana temprano, cuando el sol aún no había rasgado la página del día, se les solía ver deambular somnolientos por las calles de Las Cadelarias, embutidos en los pantalones tipo mono azul mahón y las camisetas grises bajo la chaquetilla con el letrero de la Escuela Taller San Fernando en la espalda.
Eran los chavales de un barrio marginado y donde anida la exclusión, que acudían cada día a aprender jardinería, carpintería metálica, pintura, albañilería, energía solar o cualquier otra cosa que ayudara a clarificar un futuro más que negro. Ahora, a partir del 30 de septiembre próximo, ya no podrán hacerlo, porque entre el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía, han decidido cargarse de un plumazo el Programa de Zonas con Necesidades de Transformación que los acogía.
Por esa razón fundamentalmente, los trabajadores de la Unidad de Trabajo Social (UTS) Tres Barrios –los Pajaritos, las Candelarias, Madre de Dios y Amate- decidieron concentrarse ayer en delante del mercado de las Candelarias desafiando al tórrido calor de las seis de la tarde y las molestias inoportunas de una policía más preocupada en callar las bocas de quienes protestan que de garantizarles su seguridad en el ejercicio de los derechos ciudadanos.
Lo peor de todo, como ellos mismos nos reconocieron, no es que vayan a perder sus puestos de trabajo. Lo peor es que el alcance de tal medida significa la puntilla para un barrio de 32.000 personas donde hace años que dejó de anidar la esperanza. Una histórica barriada de Sevilla, que siempre fue referente en las luchas sociales contra la dictadura, y que ahora se ve martilleada por un paro que sobre pasa el 60% y unos niveles de pobreza abrumadores.
Una de las zonas más degradas de la ciudad a la que ahora arrancan de cuajo el hálito de esperanza que significaba la escuela taller que permitía que 65 alumnos se aferraran a una de las pocas posibilidades de salida laboral que tendrán en su vida y que sus hogares, saqueados por el paro y la miseria, ingresaran mensualmente 662 euros con los que esquivar las dentelladas del hambre. No es de extrañar la obsesión de Francisco Ledesma, presidente de la Asociación de Vecinos de Santa Teresa, por crear un banco de alimentos y un comedor social en el barrio. El hambre campea por allí como Mateo por su casa.
La crónica completa de la concentración de ayer y las declaraciones de los protagonistas la tenéis en “Protesta en Tres Barrios contra los recortes en servicios sociales: “Nos están matando poquito a poco”, cómo no en sevilla report.
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