Había alguien empeñado en empañar la fiesta de ayer. La verdadera fiesta de la democracia consiste en ese ejercicio de libertad mediante el que el pueblo sale pacíficamente a la calle a reclamar a sus representantes que hagan aquello para lo que han resultado elegidos. No se trata de votar cada cuatro años, como ellos pretenden imponer, sino de defender con las armas que nos otorga la Constitución española los derechos de los que nos hemos dotado entre todos ante la tiranía de quien quiere acabar con ellos a golpe de decretos leyes y de porrazos policiales contra todo el que disienta.
Por eso mismo, ayer, cuando cientos de miles de ciudadanos
españoles salieron a la calle para manifestar su repulsa por las actuaciones
del gobierno, y en general de una clase política que en ningún momento ha
demostrado que sabe estar a la altura de las circunstancias, alguien se tenía
que encargar de que la fiesta no resultara lucida. Alguien tenía que jugar a la
impostura de la provocación para luego, si las cosas se hubieran desmadrado,
justificar todo tipo de desmanes y vejaciones.
Y ese alguien siempre es el mismo, ese poder establecido que
no consiente que el pueblo llano le contradiga y que intenta imponer siempre su
voluntad, constantemente enfrentada al interés general de la nación, a la
fuerza y como sea.
Ayer Madrid fue un clamor, por mucho que los de siempre
intentarán ensordecerlo. Yo sólo vi gente que sabía lo que quería e intentaba
expresarlo en libertad y de manera pacífica, en las calles, por si algún
político tenía algún tipo de interés en conocer el sentir del pueblo allí
representado.
Pero había que desviar la atención como fuera. Había que
buscar la excusa para deslegitimizar después y continuar haciendo lo mismo que
se ha venido haciendo hasta ahora. Seguir defendiendo esos intereses obtusos
que permiten la eternización de unos privilegios en detrimento del bienestar
general de todos.
Y como siempre, aquellos que también han visto mermadas sus
condiciones de vida y su salario por la ineficacia del Gobierno y por la
injusticia de sus medidas, estaban allí prestos a obedecer las órdenes sin
cuestionarlas, sin permitirse el respiro de pararse un minuto a pensar el por
qué tal cantidad de ciudadanos se lanzan a la calle a expresar su malestar. Son
los fieles perros guardianes del régimen que nunca fallan, que siempre están
allí, ciegos, para ejecutar incluso con exceso de celo lo que otros les mandan.
1 comentario:
Todo el verano lo hemos pasado escuchando lo de Gordillo y los islotes en Marruecos... igual que hacen en cualquier dictadura en el mundo, se busca un chivo espiatorio y distraemos el pueblo con los problemas reales de la población. Andalucía pide 1000 millones a Madrid porque se ha quedado sin liquidez, mientras se gastaron alegremente 1400 millones en ERES (presuntamente) fraudulentos. Hace 20 años Mario Conde ha ido a la carcel por haber engañado y robado a unos cientos, hoy por hoy cualquier Banco/Caja roba a miles y no le pasa nada... No sé bien el porque Rato no ha tenido el mismo trato que Mario Conde... el estado de putrefacción política en este país es tal, que lo que hace 20 años era un robo hoy por hoy ya no lo es...
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