“Sólo por su propia supervivencia, la de aquellos que ganan limpiamente en sus pueblos y que trabajan a todas horas, y la de los que dependen de las instituciones que aún no han pasado a manos del PP, muchos se plantearán si no les conviene más un aire nuevo que les ayude a seguir”.
Me lo decía una militante del PSOE en las previas al congreso federal celebrado el pasado mes de febrero en Sevilla. Se refería a un posible escenario de debacle en las andaluzas, que dejaría al partido sin poder alguno prácticamente en todo el territorio nacional.
Dicho escenario se está haciendo realidad a medida que se acerca el 25 de marzo y la cita que los ciudadanos tienen con las urnas. El PSOE está en caída libre, por mucho que insistan en querer maquillar la realidad. Con la que está cayendo, el desencanto con un partido que se ha distanciado de manera irreparable de la ciudadanía continúa en constante aumento.
Ni los más viejos del lugar preveían una debacle como la que todo apunta que se va a producir. Hasta tres medios tan dispares entre sí como ABC, El Mundo y El País coinciden en este pronóstico.
El tan deseado aire nuevo no acaba de llegar y en el último congreso federal se perdió una excelente oportunidad de levantarlo. La operación de maquillaje no ha surtido el efecto deseado y ahora sólo queda la larga travesía del desierto y la reflexión sobre los errores cometidos.
Otro dilema diferente es si pueden reflexionar sobre sus propios errores quienes sistemáticamente se niegan a reconocerlos. Difícil. Mi interlocutora también me lo explicó muy bien en aquella conversación visionaria:
“Desgraciadamente nadie del aparato parece interesado en un real debate de ideas, pero te aseguro que el instinto de supervivencia si lo tiene desarrollado todo político, así que cuando estén en el congreso tendrán que plantearse ¿cuánto puedo aguantar en mi pueblo o en mi cargo si estas alternativas no son creíbles para los ciudadanos? Y ahí tendrán que pensar muy bien lo que vayan a hacer o se estarán atando una piedra al cuello para el futuro por alguien que probablemente nunca sabrá ni que existen y que no les ofrece nada a lo que agarrarse”.
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