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27 diciembre 2011

El rey no dijo nada en navidad

Foto: El País


Ha sido pronunciar el rey su discurso navideño e introducir en él una obviedad y todo el país ha acabado sumido en una especie de orgía colectiva que le ha alegrado lo que resta de unas navidades tan cuesta arriba. Las loas y parabienes han rozado un nivel próximo a la euforia que provoca una victoria nunca antes soñada.

Pero la realidad es que el rey no ha dicho nada, o al menos nada de mérito, como para provocar una reacción así. Es más, si me apuran, aquello por lo que se ha felicitado todo el país que dijo su majestad en su discurso de nochebuena es una tremenda mentira. Y la prueba más evidente de dicha trola es su real persona mismamente.

Decir que “la justicia es igual para todos” cuando tiene garantizada la inviolabilidad de su persona en la Constitución me resulta, cuanto menos, un poco cínico. Y no queda ahí la cosa, cualquier español, de ésos que son iguales ante la ley, se hubiera visto obligado a poner en manos de la justicia el conocimiento sobre la comisión de un delito, so pena de ser sancionado e incluso acusado de encubrimiento. En su caso no sería así.

Nadie se ha cuestionado el nivel de conocimiento que la Casa Real tenía sobre las actividades en el Instituto Nóos del yernísimo. Y algo debían de saber cuando hasta el asesor legal de la institución aconsejó al Duque que cesara en tal cometido. ¿O es que con lo amplia y compacta que es la familia nadie se ha enterado absolutamente de nada?

Algo que entra en flagrante contradicción con pedir “proyectar la honradez” de las instituciones en el discurso de apertura de la legislatura y, después, que no se personalice su alocución navideña en la figura de su yerno.

Igual de contradictorio que adornar la ceremonia de apertura de la legislatura en el Congreso con un desfile militar con la que está cayendo en todos los rincones del país. ¿Ese estipendio no se considera un gasto superfluo en innecesario?, ¿No se les ocurre una manera mejor de que la corona se gane la confianza de los ciudadanos?

Con este devenir, no es de extrañar que cada vez sean más los españoles que se cuestionan el modelo de Estado.

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