Han sido incapaces de cumplir el acuerdo por unanimidad de un pleno soberano del Ayuntamiento de Sevilla. No conformes todavía con ello, en plena transición de poderes y con un alcalde electo que durante toda la campaña e incluso después ha sido claro y contundente sobre cuáles son sus intenciones, todavía continúan dinamitando el derecho legítimo de 140 familias a obtener un puesto de trabajo ganado a pulso y que han defendido con las máximas cotas de dignidad imaginables en el ser humano.
Los dirigentes de Tussam ya demostraron sobradamente en su día que no saben ganar. Ahora, en los tiempos de recogida de enseres personales para dejar paso al nuevo inquilino de la casa consistorial, están poniendo de manifiesto que tampoco saben perder, algo que quienes llevan tiempo más que de sobra en la casa intuían, dadas las sobredosis de soberbia y prepotencia que se han esparcido durante años en el huerto en barbecho de la empresa municipal.
La ley establece que los ayuntamientos, en estos días de tránsito, se han de limitar a no tomar ninguna decisión que no sea absolutamente imprescindible y a facilitar la información con la mayor transparencia posible al nuevo gobierno entrante. Pero en algunos reinos de taifas implantados por la docena de años de Monteseirín en el poder, la ley, a veces, no pasa de ser un sueño ilusorio que desvela las noches de buena parte de sus moradores.
Primero fue un extraño informe “técnico” sacado a la luz por el vocero de turno casi ocho meses después de que se produjera. A esto es a lo que se le llama novedad en la selección de los hechos noticiosos en periodismo. El misterioso informe concluía que no hay posibilidades de nuevas contrataciones en la empresa ni a corto ni a medio plazo. La oportunidad de sacar a la luz un informe que no aporta nada informativamente hablando en el período de transmisión de poderes dice mucho del talante de los dirigentes actuales de la empresa.
Es un torpedo expreso a la línea de flotación del alcalde electo, Juan Ignacio Zoido, que ha reiterado por activa y por pasiva su intención de solucionar de inmediato la tragedia de estas 140 cuarenta familias una vez conquistase la alcaldía. Dicho mensaje lo ha reafirmado incluso después de haber resultado elegido, ya que de las primeras cosas que realizó fue acudir a la acampada de Plaza Nueva para insuflar esperanzas a los concentrados e instarlos a que abandonaran su protesta, porque se iba a encargar personalmente del asunto.
Es cuanto menos una falta de lealtad y de consideración hacia el equipo que ha ganado legítimamente las elecciones insuflar a la opinión públicas mensajes de este calibre y con tan descarada mala intención, cuando en lo que se debería estar pensando es en la recogida de bártulos antes de emprender el definitivo camino de retorno a casa. Pero éste es el sello indeleble de quienes hasta ahora son los responsables de que Tussam se encuentre en la catastrófica situación que la atenaza.
No conformes con eso, todavía se permiten lanzar un nuevo misil a otra de las promesas emblemáticas del nuevo alcalde durante su campaña electoral: la no ampliación del Metrocentro, el capricho del alcalde que le ha costado a la ciudad más de cien millones de euros.
De nuevo es otro “informe técnico”, esta vez superándose en lo noticioso, puesto que se efectuó hace más de dos años, el que dictamina que el Metrocentro alcanzaría la cifra de 50.000 pasajeros en caso de ampliarse a Santa Justa, allá por el 2015. Curiosamente, el mismo informe establecía que, una vez ampliado hasta Viapol, el Metrocentro alcanzaría la cifra de 22.000 viajeros, cuando todavía apenas se han superado los 15.000. La fiabilidad, como siempre, por bandera en una empresa que a base de previsiones infalibles como ésta ha logrado los resultados espectaculares que exhiben sin pudor en la actualidad.
Juan Ignacio Zoido, a la que ha tenido ocasión, incluso después de la publicación del primer informe, ha insistido erre que erre en sus planteamientos iniciales, por si a alguien le quedaba aún alguna duda. A estas alturas de la película, sin duda lo que más revuelo provoca es su intención inequívoca de poner al frente de la empresa a verdaderos profesionales, porque hay sillones que parecen untados con loctite.
A los futuros vacantes no les quedará otra que desalojar sus despachos y, ya de paso, apuntarse a un curso del INEM sobre cómo saber perder y asimilar una derrota producida legítimamente a través de las urnas.
Aunque a algunos puede que les cueste tanto que hasta se vean obligados a repetir.
4 comentarios:
Eres un fenómeno Gregorio, gracias por tu apoyo incondicional.
Álvaro: me limito a contar e interpretar los hechos ateniéndome lo más que puedo a la verdad.
No soy objetivo, porque es cierto que os apoyo desde el principio y formo parte de esta historia, pero si honesto y honrado conmigo mismo y con lo que entiendo que es justo. Con eso ya me basta
Tanto los informes técnicos como los técnicos de Tussam dejan mucho que desear, no se trata de que digan lo que nos gustaría oír, simplemente deberían ser profesionales y objetivos, algo imposible por la dependencia de unos mandamases que actúan desde la improvisación porque no tienen capacidad para nada más. Les llego la hora de irse, pero incluso en la marcha demuestran los ínclitos el respeto que tienen a todo lo que no sea su ego y eso que el sistema a quien más beneficia es a ellos mismos, la prueba está en que los trabajadores, los ciudadanos no tenemos mecanismos de defensa ante semejantes personajes, han hecho y deshecho a su antojo sin que podamos evitarlo.
El régimen actual es el que permite a personajes de ese perfil bajo que son los auténticos saboteadores de ideales, que reprimen el orden social pero no tolera y silencia a los defensores de la verdad a los verdaderos contestatarios de un sistema verdaderamente democrático. Así las cosas me temo que ni con cursos del INEM ni con máster en universidades de prestigio, esta gente no tiene arreglo, yo directamente los mandaba al paro con el subsidio de ayuda familiar.
Salud Grego.
Entique: pues eso mismo.
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