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19 mayo 2011

La sociedad volteada


La sociedad española está ahora mismo volteada. Es sorprendente que los políticos y buena parte de los periodistas y opinadores de las tertulias en los medios se sorprendan cuando se ven desbordados por una protesta espontánea por la catastrófica situación social que está atravesando el país. No son sólo jóvenes quienes se están manifestando estos días por una democracia real ya y tampoco son unos antisistemas, como pretenden vendernos algunos medios. Son personas de diversa condición e ideología que ya están hartos de una democracia imperfecta y que están decididos a que las cosas cambien de una vez.

Los datos no pueden ser más contundentes; casi cinco millones de parados, más de un 40% de paro juvenil, 1 millón de pobres más, menos inversión en educación, una avalancha de corrupción imparable en la vida política con 123 imputados de todos los colores en las listas municipales, un atracón de dinero público para los bancos que mejor pagan a sus directivos en toda Europa y una retahíla interminable de recortes sociales sobre las clases menos pudientes. No sé qué razones entienden ellos que deberían darse para que la gente se lanzara a las calles a protestar.

Felipe González los ha comparado con los participantes en las revueltas árabes y ha llamado a los partidos a “canalizar la protesta y la participación de estos ciudadanos”. Y no le falta razón, porque están indignados y no están dispuestos a consentir que las cosas sigan igual ni un solo día más.

La política es la herramienta para transformar la sociedad en democracia, pero ha de ser útil a los ciudadanos. Si la política pierde esa utilidad es por culpa de quienes la practican. Y eso es lo que tiene que cambiar en beneficio de todos.

Hasta ahora los políticos han ignorado al movimiento surgido tras el 15-M, incluso se han permitido la frivolidad de intentar manipularlo y acercarlo a sus ascuas. Grave error. Reconocer ahora la validez de las reivindicaciones de las protestas es también reconocer sus propios errores durante estos años, en los que podían haber hecho algo más desde los poderes establecidos para satisfacer las demandas legítimas de “los indignados”. ¿Por qué no lo hicieron?

Los medios de comunicación también tendrán algo que aprender de estas manifestaciones. No se pueden limitar a difundir el mensaje que le interesa al poder acallando vilmente el discurso de los hechos. El tratamiento informativo ha sido en algunos casos vergonzante. Como dice Javier Pérez de Albéniz, “la verdadera revolución está en el periodismo independiente”, el estamental ha vuelto a demostrar, una vez más, al servicio de quién está.

Votar sólo es útil si sirve para cambiar las cosas. Porque sólo así, debajo de los votos seremos capaces de encontrar las playas.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que timidamente o ya no tan timidamente esta sociedad empieza a reacionar ante el descaro de unos políticos que se creen impunes hagan su trabajo bien o mal teniendo asegurados unos sueldos desorbitados e inmerecidos que ellos mismos se ponen y que aun no contentos con ello delinquen, trafican con influencias y practican el enchufismo descaradamente.
Espero y deseo que esto sirva para un cambio necesario en la forma de hacer política.

Jesu dijo...

Menos mal que me has pegao el corte. Tus lectores y las generaciones venideras también te lo agradecerá.