Nos arrebatan el debate de Sevilla cuatro golfos, según dicen desde la Junta, pero puede que alguno más en función de lo que la investigación y la juez Alaya en sus actos de acusación determinen. Nos quitan el derecho a discutir los problemas de la ciudad y nos imponen un diálogo de besugos con la mierda más putrefacta como protagonista.
Los sevillanos asistimos atónitos al desvanecimiento progresivo de la primera plana de la actualidad de los problemas que asolan la ciudad por mor de la cobertura mediática del escándalo de las jubilaciones presuntamente fraudulentas de la Consejería de Empleo.
La voz de los candidatos a la alcaldía de la ciudad ha quedado solapada por el eco cacofónico de los nuevos datos que van inundando las ediciones de los medios a cada momento. Hoy, por ejemplo, apenas han sido dos las noticias relacionadas con la precampaña electoral de las municipales. Lo demás se ha dedicado al constante runruneo del ERE que ERE. Al olor fétido de la corrupción en algo tan sensible como el empleo, el paro y la jubilación precisamente cuando está recientes todavía las heridas que aún sangran por los últimos recortes.
Cuando más necesita la ciudad que se confronten las ideas sobre su futuro, no demasiado esplendoroso por cierto dados los tiempos que vivimos, cuando más falta hace el debate sobre lo que es mejor para quienes tenemos la suerte de habitarla, nos asola un tsunami de mierda pura que amenaza con ahogarnos a poco que nos descuidemos. Es lo que tienen los ladrones, que puestos a robar te birlan hasta la ilusión.
Los datos que se han sabido del caso no pueden ser más desesperanzadores. Cinco causas de investigación abiertas y una interna de la Junta, once detenidos en libertad con cargos, derivaciones urbanísticas, cobro de comisiones ilegales, dos administraciones afectadas, Ayuntamiento de Sevilla y Junta de Andalucía, y de momento cuatro militantes socialistas salpicados.
En estos momentos se están investigando los ERE de 18 empresas y la policía judicial ha registrado las empresas mediadoras en los expedientes con subvención, Unitet y Vitalia. Pero no se descartan nuevas líneas de investigación en cualquiera de los ERE con subvenciones concedidas entre 2001 y 2009. Al respecto han saltado a la palestra los nombres de empresas como Astilleros, Delphi, Boliden, Santana, Cárnicas Molina y otras que se acogieron a las ayudas en ese período.
Y con este desolador panorama salta a la palestra, cómo no, el ínclito Guillermo Gutierrez, en una entrevista concedida al diario ABC de Sevilla, para decir que lo de los ERE es “una forma de garantizar un salario y una pensión a personas que no cotizaron, muchos de ellos políticos o sindicalistas, así como sus familiares”. Ahí queda eso. Y aunque considera que “no está bien”, lo entiende como “una forma de solidaridad mal entendida con dinero público”. Son las reflexiones profundas de alguien que lleva toda una vida viviendo del partido, a pesar de que ha jodido todo aquello cuanto ha tocado. Ahora se ha metido a tahúr del eufemismo, por lo que se ve.
Su permanente amnesia no permite recordar el sistema que se utilizaba en su etapa de Consejero de Empleo (1996-2000). Sin embargo espero que la memoria sí le dé para recordar que fue él quien nombró al que ha hecho estallar el escándalo, el ex director general de Trabajo, Francisco Javier Guerrero. Igual se apiada de nosotros y decide ilustrarnos en breves fechas sobre las brillantes cualidades que vislumbró en este señor para tomar tamaña decisión, que con los años ha dado por derivar en esta oleada mierda que nos inunda. Quien, por cierto, y por si no fuera bastante para el cuerpo todavía, ahora nos sale con que lo del fondo de reptiles fueron unas palabras mal interpretadas de una “charla coloquial” con los agentes policiales. Acabáramos. Ya hay que ser iluso para confundir una declaración ante la policía con una charla entre amigos. Con tipos como éste ejerciendo de alto cargo, lo que me extraña es que no haya sucedido algo peor.
Tal y como está el plan, es normal que algunos ya empiecen a hablar de clanes.
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