La Convención Nacional que el Partido Popular ha celebrado este fin de semana pasado en Sevilla ha puesto de manifiesto algunas cosas. La primera de ellas es que puede ser contraproducente entregarse a la euforia antes de tiempo, cuando la táctica que se emplea para abrazar el poder no es otra que la espera.
Cuando se recurre a ésta, la paciencia es el gran aliado, el libro de cabecera, y la que te guarda de las precipitaciones. Una sabia combinación de ambas puede tener recompensa, a falta de otra cosa que ofrecer. Pero mal combinada con fuertes dosis de impaciencia puede provocar dolorosos efectos secundarios.
El PP, además de una demostración de músculo, ha ejecutado este fin de semana otra de euforia, incluso desmesurada. Por mucho que los números de las encuestas pronostiquen más que nunca su victoria, siempre quedará el voto secreto ciudadano ante las urnas. Ésa es la única encuesta que vale y ahí la euforia puede pasar factura. No conviene vender el oso antes de cazarlo.
La otra cuestión que ha puesto de manifiesto el macro encuentro popular en Sevilla es la importancia que para el partido a nivel regional y nacional tienen los resultados que obtenga Juan Ignacio Zoido, candidato a la alcaldía de Sevilla. Él es la pieza clave en el proceso ideado por el Partido Popular para conseguir
El mejor aval con el que cuenta Zoido es el trabajo realizado durante los últimos cuatro años de oposición en el Ayuntamiento sevillano y su elevado índice de conocimiento entre la ciudadanía. El handicap, que en una ciudad que ha sufrido una transformación tan radical durante los tres mandatos de Monteseirín, el no reconocerlo y apoyarse sólo en lo negativo le puede quitar opciones de obtener la victoria aplastante que necesita. Dicen que hasta los taxistas sevillanos les manifestaban a los dirigentes populares durante el fin de semana que Zoido va a ganar de calle. También esos mismos taxistas han sido testigos de los numerosos cambios que ha sufrido la ciudad y tampoco podrán negar la evidencia.
El principal oponente de Zoido, el candidato socialista Juan Espadas, parte con una clara desventaja. Además del incordio de tener que compaginar su candidatura con la inevitable presencia del Alcalde, que debería ser quien se llevase el desgaste de los años de ejercicio del poder, su nivel de conocimiento entre los ciudadanos era casi nulo cuando se inició el sprint final. En los últimos sondeos dicho nivel de conocimiento ha mejorado considerablemente tras un arduo trabajo en las agrupaciones y en los barrios de la ciudad. Pero todavía queda bastante tarea por delante.
Una de las más cruciales será la elaboración de las listas del PSOE sevillano, un proceso complejo y delicado que en más de una ocasión ha abierto heridas casi incurables, dada la idiosincrasia del partido en la capital. José Antonio Viera ha pedido desde el aparato a cada agrupación de Sevilla cinco nombres para abordar la confección de una lista que deberá estar aprobada por las asambleas el próximo día 10 de febrero.
El propio Griñán ha manifestado su deseo de que ni se premie ni se castigue a nadie en las listas, en una clara apuesta por un proceso de integración que aglutine a todo el partido en torno a sus candidatos. De ese hecho, en apariencia trivial, depende el engrase y el funcionamiento a la perfección de la maquinaria electoral socialista. Y de ese funcionamiento la posibilidad de una ansiada victoria o una derrota digna. Griñán también se juega mucho en estas elecciones y sabe los bueyes con los que ara, otra cosa muy distinta es que las agrupaciones, sobre todo las de Sevilla capital, hagan caso a sus recomendaciones.
Espadas acusa a Zoido de querer ganar las elecciones a lo Helenio Herrera, sin bajar del autobús, casi sin tener que acudir a las urnas. Pero los ciudadanos, en mayor o en menor medida, acudirán el 22 de mayo a elegir a su alcalde y Juan Espadas tendrá que apretar el acelerador bastante hasta entonces para remontar en las encuestas y en la valoración del electorado. La implicación de su partido tiene un papel determinante que jugar para que esa apuesta llegue a buen puerto.
De momento, según ha publicado hoy el diario El País, las cosas pintas bastos. El Estudio General de
Sin embargo la sombra alargada a la que tienen pánico todos los presidentes socialistas de comunidades autónomas aparece como telón de fondo del sondeo, ya que el 66,4 por ciento de los andaluces cree que las medidas puestas en marcha por Zapatero desde el gobierno de la nación han perjudicado a los socialistas.
En el caso de Sevilla, punta de lanza de la pugna electoral que puede significar el regreso de los populares al poder en la nación y la obtención de la primera victoria en democracia en Andalucía, a eso hay que sumarle los polémicos últimos cuatro años de gestión de Monteseirín al frente de la ciudad y el tremendo desgaste que han provocado en la marca socialista. Pero de ahí a ganar sin enfundarse la camiseta hay un trecho demasiado grande.
2 comentarios:
Seguro que nunca veremos una foto con las comilonas que se metieron, y los cubatas que se pimplaron el sabado por la noche.
Eso si la mariscada hasta en la sopa
Anónimo: es lo que tiene tener un medio a tu servicio.
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