Tian Xi, activista chino sobre el VIH/SIDA, fue detenido el pasado 17 de agosto en la provincia de Henan por presionar a las autoridades en favor de las personas infectadas por el virus a causa de la negligencia oficial. Amnistía Internacional cree que corre peligro de sufrir tortura y otros malos tratos.
Xi contrajo el VIH, hepatitis B y hepatitis C debido a una transfusión de sangre que le realizaron en 1996, cuando tenía nueve años. Durante la década de 1990, muchas personas contrajeron el virus al vender su sangre a unidades de donación autorizadas por el Estado, sobre todo en la provincia de Henan. Los planes de recogida de sangre se convirtieron en una útil fuente de ingresos para los residentes en pueblos de la provincia, pero a menudo no estaban bien gestionados y no eran seguros. Desde entonces, Tian Xi y su padre han luchado en vano para conseguir una indemnización del hospital y el gobierno.
El 2 de agosto de 2010 acudió al hospital en el que le habían hecho la transfusión para hablar con su director sobre una posible indemnización para él y para otras personas también infectadas debido a transfusiones efectuadas en el centro hospitalario. El director se negó a tomar en cuenta sus quejas y lo rechazó físicamente. Irritado, Xi arrojó al suelo las cosas que el director tenía sobre su escritorio, algunas tazas del hospital y diferentes objetos.
Quince días despues, cerca de 20 policías y personas vestidas con batas blancas se presentaron por la noche en su casa y lo llevaron al Hospital Popular Número 2 de la comarca de Xincai. Allí lo metieron en una habitación destinada a las personas bajo custodia policial, en la que había varios agentes. Al día siguiente lo trasladaron a la comisaría de Xincai para detenerlo. Fue detenido oficialmente el 23 de agosto, acusado de causar “daños intencionados a la propiedad” y su causa pasó a la fiscalía el 25 de agosto. Según su abogado, que lo visitó el 26 de agosto, Tian Xi no tenía acceso adecuado al tratamiento médico que necesitaba.
Sus padres fueron al hospital y a la comisaría a buscarlo el 19 de agosto, y la policía le dijo que no sabía dónde estaba. El 21 de ese mismo mes, les avisaron de la detención penal de su hijo con una notificación datada el día 18, un día antes de su visita a la comisaría.
La policía se negó a dejar que los padres de Tian Xi lo visitaran y le dieran la medicación que debe tomar diariamente. Un agente dijo al padre que otro activista sobre VIH/sida que había sido detenido previamente en la comisaría de la comarca de Xincai había muerto a la semana de su puesta en libertad, y que lo mismo le podría ocurrir a su hijo. Cuando su abogado por fin se entrevistó con él, afirmó que la policía al final le había dado algunas medicinas, pero no regularmente. Tian Xi debe medicarse tres veces al día, pero la policía se había saltado varias tomas.
Según documentos oficiales internos que llegaron a manos de activistas locales, la policía había decidido detener a Tian Xi mucho antes, a principios de marzo de 2010, para evitar sus continuas protestas y presiones para conseguir que los hospitales públicos indemnizaran a las víctimas que se infectaron con VIH/sida por transfusiones de sangre.
De hecho, el 9 de julio, Tian Xi se encontraba en Pekín preparando la presentación de un documental que había realizado en una reunión organizada por una ONG de salud radicada en Pekín, el Instituto Aizhixing, para el cual había trabajado. La policía de Pekín obligó a la ONG a cancelar la reunión, incluida la presentación de Tian Xi, a quien retuvo seis horas.
El 23 del mismo mes, recibió dos llamadas telefónicas del secretario del Partido Comunista de la Comarca de Xincai pidiéndole que regresara a Henan y prometiéndole que, si lo hacía, las autoridades locales negociarían con él una indemnización. Sin embargo, cuando Tian Xi regresó de Pekín, el secretario del Partido Comunista se negó a recibirlo.
Las ONG y los activistas que trabajan sobre el tema sufren acoso y detención. Li Xige, una mujer infectada con VIH por una transfusión de sangre recibida en 1995, cuando dio a luz, y que no se dio cuenta de su contagio hasta que su primera hija murió a causa de la enfermedad, lleva bajo arresto domiciliario desde 2006 para impedir que vaya a Pekín a protestar.
En mayo de 2010, el director del Instituto Aizhixing, Wan Yanhai, tuvo que huir de China por la abrumadora presión de la policía que sufría en Pekín y en otros departamentos municipales.
La doctora Gao Yaojie, la más destacada activista sobre VIH/sida en China, se fue a Estados Unidos en 2009. Otro activista, Hu Jia, fue condenado a tres años y medio de cárcel por “incitar a la subversión” en 2008.
Más recientemente, el VIH se ha propagado en China por el uso de drogas por vía intravenosa y la industria del sexo, aunque ha habido informes de que siguen contagiándose personas a consecuencia de la sangre contaminada utilizada para transfusiones hace una década (en inglés). Según cálculos del Ministerio de Salud, el número de personas que vive con VIH en China ascendía a 740.000 en octubre de 2009, y las muertes causadas por sida ascienden a 49.845 desde el primer caso notificado, en 1985 (en inglés).
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