Os presento la flamante línea 140 de Tussam, una brillante idea puesta en práctica por ese genio del transporte urbano de superficie llamado Carlos Arizaga, a día de hoy todavía gerente de la empresa, y por esos dos monstruos de la política, remansos de paz de las inquietudes y problemas de los ciudadanos, que tienen por nombres Fran Fernández, delegado de Movilidad del Ayuntamiento de Sevilla y rey de las pastas de café, y Alfredo Sánchez Monteseirín, benemérito alcalde de la ciudad y señor de las obras astronómicas inacabadas.
La línea en cuestión tiene su parada de inicio en Plaza Nueva, como no podía ser de otra manera, y su destino final en la más absoluta de las nadas y miserias, efectuando un enrevesado y eterno itinerario por las sombrías callejuelas de la ignominia.
Es una línea de paro y desesperación, de humillación e injusticia, atendida por ochenta y ocho padres y madres de familia que han sido despojados de los derechos adquiridos en una oposición legal por los caprichos de estos prebostes, para gozo y disfrute de sus siempre despiadadas almas.
No perdáis la ocasión de cogerla cuando la veáis pasar a vuestro lado haciendo su fatal recorrido de tristeza. A bordo podréis disfrutar de un agradable paseo por los paraísos que estos tipos nos tienen reservados, mientras ellos se solazan a gusto en sus oasis de abundancia. Esos lugares oníricos donde los hemos puesto quienes ahora sufrimos sus desvaríos, sus cacicadas y sus públicas ofensas.
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