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14 septiembre 2010

La cantera fundamentalista de Jerusalén

Cuenta Mel Frykberg en su artículo para IPS Noticias titulado “Del aula a las calles de Jerusalén oriental” que el gobierno israelí invirtió un promedio de 604 dólares por cada niño judío en la escuela primaria durante el período 2008-2009, mientras que gastó sólo 151 en cada niño palestino.

De las 644 clases prometidas para niños palestino para 2011 sólo se han construido 39 y se ven obligados a estudiar hacinados en espacios mal equipados y en condiciones deplorables. Más de la mitad de las aulas, 647 de 1.398 no cuentan con las condiciones apropiadas para impartir educación, por lo que miles de estudiantes se trasladan a “edificios alquilados sin ventilación, biblioteca, laboratorios o espacios de recreo”. A un niño palestino le toma horas alcanzar la escuela y atravesar los puestos de control israelíes. El coste del transporte es demasiado alto para la gran mayoría de ellos.

La Corte suprema israelí condenó a la Municipalidad de Jerusalén y al Ministerio de Educación en 2001 a hacerse cargo de la obligación de proporcionar educación a cada niño palestino de la ciudad. Pero es de sobras conocido que el Estado de Israel no suele hacer demasiado caso a lo que determinan las resoluciones de las instancias judiciales, provengan de donde provengan.

La prueba es, que de los 82.250 menores palestinos que viven en Jerusalén oriental, menos de la mitad acuden a escuelas del gobierno. El resto recibe su instrucción en las escuelas mantenidas por organizaciones islámicas y en menor parte a través de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Medio.

Con estos datos resultan todavía más inexplicable las ingentes cantidades de dinero que invierten los Estados en sus servicios de inteligencia para averiguar dónde se gesta la cantera de los futuros mártires de la causa. Basta con que vuelvan la vista a su patio trasero para averiguarlo.



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