Félix Soria
“Al paso de unos días, los medios convencionales o sistémicos han centrado el foco en debatir si la labor de WikiLeaks (filtrar documentos) es legítima y legal. De modo que a fecha de hoy lo de menos es lo que ocurre en Afganistán. Los gobiernos y sus servidores han logrado que los ciudadanos de Occidente atiendan lo que deben: Hablar de WikiLeaks, no de las barbaridades que asuelan Afganistán...
A la postre, la mayoría de los opinadores orgánicos animan el debate sobre WikiLeaks y, con similar desvergüenza, insinúan o afirman que los imbéciles, los estúpidos, los bobos, los inútiles y/o los manipuladores son quienes consideran (consideramos) que lo realmente sustancial es que los afganos --con o sin talibanes y al margen de lo que ha confirmado WikiLeaks-- sobreviven en un impaís donde mandan las armas y nada se respeta.
La invasión de Afganistán multiplicó la espiral de odios, ha convertido la guerra civil en algo natural, ha creado dificultades añadidas en Pakistán y a fecha de hoy la situación es kafkiana, hasta el extremo de que el regreso de los talibanes al poder --o de una facción de ellos-- es la única salida factible.
Pero usted, ciudadano de Occidente, no se equivoque, lo ¿esencial? ahora es perseguir a quienes constatan que la invasión de Afganistán es otra herencia envenenada de la era Bush que ni Barack Obama ni sus aliados han sabido ni querido corregir.”
Más en “Lo grave no es la ignominia que se vive en Afganistán, sino informar de ella...”.
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