Las setas se le atragantan al alcalde cada vez más. Las setas y el mandato, porque a cada decisión que toma le sucede una avalancha de protestas de todo tipo y de todos los estamentos que componen la ciudad.
En el tema de las setas envenenadas en pleno corazón de la ciudad el alcalde no puede estar más desafortunado ni aunque se lo proponga. Además de los retrasos, los sobre costes de escándalo y el haber tenido que tirar para adelante con el proyecto mediante su voto de calidad y más solo que un ermitaño en la cumbre de una montaña, ahora ya no es que no sepa justificar tamaña decisión y dilapidación de dinero público, sino que además se hace de la picha un lío y, cada vez que efectúa una nueva declaración al respecto, confunde todavía más a la ciudadanía. Cosa que hasta ahora parecía imposible de conseguir.
Pero de este hombre, en las horas bajas que está atravesando, ya se puede esperar cualquier cosa y ningún hito, por difícil que parezca, es del todo insuperable para su creciente tendencia camaleónica.
Con el tema de las paradas del metro en el casco histórico de la ciudad le ocurre tres cuartos de lo mismo. Sevilla se merece un metro digno y un alcalde que se ponga al frente de las reclamaciones a voces de los ciudadanos. Pero Monteseirín a lo más que llega es a mendigar “cariño” de la Junta para los proyectos que se van olvidando en el fondo de las cajoneras o atrasando inexcusablemente a causa de la crisis. A estas alturas de la película no le interesa convertirse en un incómodo estorbo para sus compañeros que dirigen la comunidad.
Mientras tanto, cada vez que abandona su despacho oficial y se asoma a realidad de la calle, las críticas le llueven a gritos a los que él se empeña en hacer oídos sordos. Y digo yo que algún argumento tendrá cuando toma ciertas decisiones que no parecen tan descabelladas. Pero Monteseirín en eso de comunicar siempre ha flaqueado de lo lindo y así le va.
Luego están las formas de un ayuntamiento que siempre se ha jactado de auspiciar la participación de los ciudadanos. Porque hay algo aquí que no cuadra. Si tanto se dice fomentar la participación de la ciudadanía en los grandes proyectos de la ciudad, ¿cómo es que las quejas de los ciudadanos casi siempre versan sobre la falta de información y consulta a la hora de ponerlos en marcha?
Incluso la Federación de ONG de Sevilla ha elevado su protesta al cielo en este sentido ante el recorte de la ayuda indirecta al desarrollo y el cambio en la normativa para la presentación de proyectos para las subvenciones.
En definitiva, si ni escucha ni comunica, ni tampoco se le espera, ¿no sería mejor que se tomara unas vacaciones más largas de las que ha anunciado en su blog? Algo así como el retiro del guerrero pero en plan total.
Que digo yo que un alcalde tiene todo el derecho al merecido descanso vacacional. Pero también lo tienen los sevillanos a librarse de un regidor que no cesa en crearles quebraderos de cabeza.
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