Zoido tendría que aclarar qué medicamentos en concreto de aquella mítica receta de José María Aznar son los que pretende aplicarnos para que se produzca el tan anhelado milagro que pretende.
Debe explicar si el tratamiento pasa por la eliminación por decreto de las huelgas, aunque sólo sea mediante su desaparición de la realidad mediática, y la abolición sine die del resto de derechos constitucionales, que ya se sabe que son un estorbo que no dejan avanzar a esta sociedad cada vez más libérrima,
Tal vez también apueste por una ola de privatizaciones de grandes empresas, al estilo de la que hizo Aznar con Telefónica, en favor de cuatro amigos deseosos de meter mano en el patrimonio público. Ya se sabe que compañías como Tussam, con un importante patrimonio tecnológico de última generación sufragado con dinero público y un régimen de explotación de monopolio se convierten en caramelos muy golosos para estos fines. O tal vez Emvisesa, la empresa municipal de la vivienda, que el ladrillo, aunque en horas bajas, siempre es una excelente fuente de enriquecimiento para los listillos.
O lo que es peor, y a lo que más temo, lo mismo embarga a los sevillanos en una guerra cualquiera con fotografía de los líderes beligerantes en una isla incluida, ¿la de La Cartuja quizás?, al más puro estilo de la de las Azores, cuando Aznar nos metió de lleno en una guerra en la que no se nos había perdido nada y de la que luego tuvimos que pagar sus trágicas consecuencias. Igual Zoido tiene en mente invadir Marruecos con legiones invencibles de sevillanos para que acaben con la mojigatería de su rey de pacotilla. Vete a saber.
El caso es que cuando el líder del PP local augura que aplicará las recetas memorables de Aznar, más que un hálito de esperanza, lo que me entra es un tembleque que me sacude todo el cuerpo, porque más que un milagro, esto tiene toda la pinta de una aberración.
Que todas las cofradías de esta inmortal ciudad nos cojan confesados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario