El día 2 de agosto de 1936, varios miembros de Falange se presentaron en la casa de Blas Infante en Coria del Río y detuvieron al considerado Padre de la Patria Andaluza. Tal día como hoy de hace 74 años, Blas Infante fue fusilado sin juicio ni sentencia junto con otros dos detenidos en el kilómetro 4 de la carretera de Sevilla a Carmona. Antes de caer abatido por la descarga final, tuvo tiempo de gritar dos veces ¡Viva Andalucía Libre!
Cuatro años después, el Tribunal de Responsabilidades Políticas, creado después de la guerra, le condenó a muerte y a sus herederos a una multa económica, según documento de 4 de mayo de 1940 escrito en Sevilla, porque “ [...] formó parte de una candidatura de tendencia revolucionaria en las elecciones de 1931 y en los años sucesivos hasta 1936 se significó como propagandista de un partido andalucista o regionalista andaluz”. Fue la representación escénica final de la ignominia fascista de Franco y sus esbirros y sicarios.
Hoy, cuando se avista en el horizonte los tres cuartos de siglo de su asesinato, la derecha que abriga en sus filas a buena parte de los herederos ideológicos del régimen que lo asesinó pretende, con un descaro imperdonable y haciendo gala de la poca vergüenza a que nos tienen acostumbrados a la hora de revisar la historia, apropiarse de su legado y de su causa. Son así de falsos y de hipócritas y, lo que es peor, piensan que todos los que vivimos en esta tierra somos tontos de remate.
El partido político de este país que más ha insultado al pueblo andaluz y su sentimiento como tal, el Partido Popular, pretende convertirse ahora, como por arte de magia, en la locomotora del andalucismo revolucionario y reivindicativo. Nada nuevo bajo el sol, si no fuera por la repugnante maniobra electoralista que semejante barniz de hipocresía conlleva. El pretendido homenaje no es sino el insulto más grave que se podía regalar a la memoria del autor de "El ideal andaluz".
Javier Arenas es la antítesis de lo que fue y significó Blas Infante. Son como la noche y el día. Arenas representa mejor que nadie la esencia de todo aquello contra lo que luchó hasta entregar su vida Blas Infante. Es la representación más fidedigna que existe hoy en día del tradicional señorito andaluz que tanto daño ha hecho en esta tierra.
Pero eso poco importa cuando se trata de arañar algunos votos mostrando la piel de cordero bajo la que se esconde la del fiero lobo. La memoria histórica, ésa de la que reniegan cada vez que tienen ocasión para ello, sólo es útil si trae de la mano unas cuantas decenas de votos de ilusos que ni tienen sentimiento de pertenencia a esta tierra, ni tampoco un conocimiento profundo de su historia.
Es una vergüenza para cualquier andaluz que un tipo como Arenas, capaz de actos de tan baja calaña como estos, pueda siquiera aspirar un día a ser presidente de los andaluces. El día que esto suceda Andalucía no podrá caer más bajo.
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