“En el fondo, estamos volviendo a las esencias”
Lo dijo ayer Alfredo Sánchez Monteseirín, Alcalde de Sevilla, durante el acto que significó la vuelta del agua a la ría de la Plaza de España ocho años después, una de las últimas fases del proyecto de recuperación de la concepción original de la construcción para la Expo del 29 por Aníbal González. Las barcas vendrán después, se supone.
Y de nuevo la actualidad se ha encargado de otorgar visos de verdad absoluta a las afirmaciones del regidor, porque se vuelve a las esencias en todos los sentidos, con nuevos incumplimientos y sobre costes en los proyectos, que aparecen a medida que van venciendo los plazos de ejecución, y polémicas sobre una ordenanza de acceso del tráfico rodado al centro de la ciudad que cada vez se granjea más enemigos.
Ahora les ha tocado a los discapacitados, aunque el delegado de movilidad ha asegurado que para ellos es mejor el decreto que la inclusión de sus derechos en la ordenanza municipal. Para gustos los colores, pero ¿tanto cuesta mantener una reunión con el presidente de la Federación Provincial de Asociaciones de Personas con Discapacidad, Juan García, e informarlo de las pretensiones del consistorio?
Después se quejarán de que, quizás, el fallo está en que no saben comunicar bien. Pero para comunicar hay que estar dispuesto a hablar y a escuchar a la gente, actividades estas en las que Fran Fernández no es precisamente el plusmarquista mundial.
Así es más que probable que un proyecto encomiable, como la recuperación de la Plaza de España para su integración en el entorno del Parque de María Luisa, pase casi desapercibido en los titulares de los medios y no consiga los resultados apetecidos, porque la relevancia se la lleva la polémica y la dejadez a la hora de liderar los proyectos con sentido común y con la máxima participación de los ciudadanos.
Porque a algunos, por más que les pese, las esencias son tan intrínsecas y están tan arraigadas que no se les pueden extirpar ni haciéndolos de nuevo. Por eso no es ninguna sorpresa que el Alcalde, tantos años después, vuelva a ser remero de la Plaza de España. Aunque cada vez le quede menos para soltar de una vez los remos.
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