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15 julio 2010

Setas que amenazan convertirse en champiñones

Los delirios de grandeza suelen ser el más recurrente de los males que aquejan a los malos dirigentes, a los malos gestores. Los que asaltan a nuestro todavía alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, presentan un síntoma aún peor: llevarán a la ciudad a la más absoluta de las ruinas a no ser que algún iluminado lo levante del sillón de inmediato y conduzca el ayuntamiento por los cauces tranquilos del sentido común.

Las setas de la encarnación, como todo proyecto que se jacte de modernista, puede gustar más o menos en su vertiente estética. Para gustos los colores, como reza el dicho.

Lo que es del todo inadmisible y no tiene parangón es la nefasta forma de gestionar un proyecto que se dice emblemático de la “nueva Sevilla”. A poco que se hubiesen empeñado en hacerlo peor no lo habrían conseguido.

Ahora ha sido el Consejo Consultivo de Andalucía el que ha dado un soberano tirón de orejas al equipo de gobierno de la ciudad y a su peculiar forma de gestionar los proyectos públicos. A cualquiera que le quedase un poco de dignidad, semejante repaso le supondría un azoramiento y un acaloramiento del rostro insoportable. Pero aquí ya sabemos con quién nos las gastamos.

Los dictámenes del Consejo no son vinculantes, aunque se tiene por norma seguir sus indicaciones. Aunque desconozco si alguna vez uno de ellos se ha topado con semejante caudal de soberbia. Por eso es casi seguro que se quedará en nada, para más gloria del que se va y debería haberse ido hace ya mucho tiempo.

A este paso, las setas acabarán por convertirse en champiñones ante la vista atónita de todos los habitantes de la ciudad. Para esto sí hay dinero.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

A este alcalde con fecha de caducidad se le está convirtiendo la despedida en un camino de espinas. Todo le sale mal, desde las setas a tussam. La ciudad de las personas es su calvario, que nada le reconoce. Hay farolillos rojos en su gestión (Merca, Macarena, etc.), que, antes que a él mismo, han beneficiado a otros: al partido y sinvergüenzas varios. Yo él hacía público mi patrimonio, tal y como está el patio repleto de gurtel. No necesita defensa porque sabe defenderse, pero tampoco el ataque de sus correligionarios. Ha mantenido la marca en una ciudad que se dispone a perderla. Si ni con espada se impide, ¿lo recordaremos entonces?

Gregorio Verdugo dijo...

Anónimo: siento discrepar en algunos aspectos de tu comentario. Este alcalde lo ha tenido todo para ser recordado como uno de los mejores de la historia de Sevilla y reconozco que no todo es deplorable. Sin embargo, él se ha encargado, junto con algunos de sus colaboradores, de dilapidar lo que es un gran proyecto en sí, marcándolo con las señas de identidad de la mala gestión y la soberbia. A Alfredo le ha sobrado un mandato, sinceramente. Y creo que el partido, si hubiese funcionado como debe lo debía haber impedido. Pero aquí ha triunfado el clientelismo, tanto en una parte como en otra, y claro los intereses de la ciudad y de sus ciudadanos, que es lo que de verdad importa, han sido postergados a un segundo plano. Eso sin entrar en la gestión de la vida cotidiana en otros muchos organismos, como las empresas públicas, donde se ha consentido que caciques locales que nada tienen que ver con la ideología socialista hayan campado a sus anchas haciendo y deshaciendo a su antojo, amparados por la dejadez de los responsables políticos. Así no se gobierna una ciudad, eso no es estar cercanos a los ciudadanos, de lo que tanto se presume, porque la realidad ha demostrado que son los ciudadanos quienes se han alejado progresivamente de un alcalde que al principio los ilusionó, pero que con el tiempo se fue aislando en su torre de marfil, aislándose progresivamente de la gente que lo puso ahí. Lamentablemente, Monteseirín es el alcalde de las decepciones y probablemente el que más ha contribuido a la devaluación de esa magnífica marca que es Sevilla. Eso sí, yo no tengo por ahora ningún dato que me haga dudar de su honradez personal, eso también hay que decirlo.