Lo de las paradas en el casco histórico de Sevilla de las futuras líneas del metro amenaza con convertirse en el próximo culebrón del verano y puede que todavía no haya concluido cuando ya vuelva a ser primavera en El Corte Inglés.
Los técnicos de la Junta, con la consejera a la cabeza, están hartos de repetir por activa y por pasiva que no van a hacer una estación “donde no se cabe”, y que horadar pozos del diámetro que se requiere en el entorno de La Encarnación supone un riesgo elevado para los edificios de la zona, algunos de ellos de elevado valor histórico. Se podría realizar una más pequeña, no sin asumir ciertos riesgos, pero que reduciría drásticamente la funcionalidad de la misma de cara a dar el servicio que necesita la ciudad.
Por su parte, el Ayuntamiento, en un alarde de positivismo, afirma que "de no caber una estación a caber una pequeña" supone ya todo un avance en sus aspiraciones. Es como aquel viejo cuento de la botella medio llena o medio vacía.
Monteseirín ha vuelto a tener un sueño, probablemente en una de las últimas y sofocantes noches que nos está regalando este verano sahariano, y ha sido inducido por la visión de una galáctica estación de metro en la Encarnación,que tenga una boca "que salga dentro del propio edificio Metropol Parasol".
Porque al alcalde, afanado como anda en no pasar definitivamente al olvido al precio que sea, en imaginación no le va a ganar nadie. Y por dar la tabarra no va a quedar, seguro. Es posible que la consejera no sepa todavía lo cabezón (con perdón) que llega a ser Monteseirín cuando se le mete una idea entre ceja y ceja.
Y hace bien, porque de la correcta ubicación de las dos únicas paradas del metro en el centro de la ciudad depende buena parte de la funcionalidad y operatividad de la nueva red de transportes. Ahora bien, lo de que la estación salga por encima del paraguas de una de las setas, no sé alcalde, supongo que tendrás tus motivos, pero lo veo más futurista que efectivo.
Lo que si tengo claro es que, conociendo el estado de algunas edificaciones colindantes, hay que andar con sumo cuidado, no vaya a ser que al menor descuido dejemos a las setas como techo de todo el entorno, porque éste se haya venido abajo.
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