Guerra de Estados

Esta crisis cada vez se va pareciendo más a una guerra cruenta. Como en toda guerra que se precie, en esta se pretende derribar un Estado, sólo que en ésta el que se quiere derrumbar no tiene fronteras, ni escudo, ni himno, ni bandera.
Aquí, el Estado que se pretende conquistar al precio que sea no es otro que el Estado de Derecho, el paraguas que cobija a todos los ciudadanos. Alguien se ha percatado de que bajo el velo de la solidaridad social se esconde un negocio de potencialidades millonarias y ha desatado las hostilidades. Como todas las guerras habidas y por haber, ésta también se libra por dinero.
Mientras se libran batallas cruciales que hacen la situación más delicada cada día, sus señorías, como siempre, dando la talla, tal y como le corresponde a su papel de líderes de la sociedad.
Y los ciudadanos sin saber si cortarse las venas o dejárselas largas, porque al paso que vamos seremos más útiles muertos a la sociedad que vivos. Hay que joderse.