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30 abril 2010

Monteseirín se nos hace otomano

Últimamente es tal la fascinación que Alfredo Sánchez Monteseirín, alcalde de Sevilla, siente por lo turco que me temo que, a poco que nos descuidemos, se nos hace otomano y cambia el clásico sombrero de ala ancha por el fez, para desgracia de todos los desgobernados sevillanos, afligidos por la añoranza de un alcalde que cada vez está menos y tampoco se le espera.
Monteseirín se ha empeñado en convertir su salida del ayuntamiento en un espectáculo más propio de un circo de feria que del relevo normalizado al frente de una institución democrática.
A los pulsos públicos y casi retransmitidos en directo y vía satélite con su eterno rival, el secretario general de los socialistas sevillanos José Antonio Viera (parecen dos niños jugándose en plena calle su colección de estampas), ahora hay que sumarle esta desmedida y espontánea pasión turca que amenaza con convertirse en obsesión demoledora y roerle el alma.
Durante la subasta pública del sillón de regidor en que se ha convertido su posible salida antes de tiempo del consistorio de la ciudad, ya contamos aquí que uno de los destinos que había solicitado era la embajada de Turquía. Parece ser que al alcalde le pirra la posibilidad de suceder en el cargo a otro ex acalde, en este caso el de Barcelona, Joan Clos, y pasearse por las tumultuosas calles de Ankara en representación del otrora reino antagónico de España.
Ahora resulta que el alcalde se nos ha ido al reino otomano en un jet privado costeado por una multinacional turco alemana dedicada a la fabricación de tuberías, venta de suministros y equipamiento auxiliar para proyectos hidráulicos.
El garbeo en cuestión ha salido por la módica suma de 37.000 euros. Calderilla, sobre todo para una multinacional filántropa, que con toda seguridad lo hace con la buena intención de aliviar la decepción y la bajada de ánimos provocada en el regidor por su descarte como opositor a un cuarto mandato al frente de la ciudad de Sevilla.
Para paliar los envites de la soledad en tierra extraña se ha llevado a su inseparable Manuel Marchena, gerente de Emasesa. Lo que al principio era una viaje familiar, según el ayuntamiento, se convirtió de repente, al conocerse las pesquisas de ABC de Sevilla, en un viaje con la finalidad de "abrir nuevas líneas de negocio para Emasesa en un futuro" en Turquía. O lo que es lo mismo, que no hay que descartar la posibilidad de que las tuberías que nos suministran el agua en nuestras casas sean de nacionalidad otomana en un futuro próximo.
Ya sólo nos queda que, si el partido acaba por ceder y satisfacer sus deseos, Monteserín cambie la ya ancestral guerra de los sevillanos con las vallas de sus obras por el rescate a toda costa de la ya casi olvidada contienda que este país ha mantenido a lo largo de siglos de su historia con los turcos.
Porque, cuando el alcalde se pone, es como para temerle.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que realmente me preocupa es el desasosiego que puede producirle a Don Alfredo si le dan la sinecura de la embajada de Turquía es el no poder salir delante de un paso de palio o presidir un pregon de semana santa, pues de todos es conocido que Turquía es mayoritariamente musulmana, aunque radicalmente laica en sus instituciones. ¿ veremos a Don Alfredo postrado de rodillas en la gran Mezquita azul reivindicando su pasado cristiano? Ratzinguer está atento a ello y el reino de España confía en este nuevo caballero del la Orden del Temple.

Gregorio Verdugo dijo...

Anónimo: viniendo de Don Alfredo no me sorprendería nada.

Anónimo dijo...

¿no es mucha Turquía?....Me temo que existan intereses económicos "personales" de fondo. ¿tuberías turcas cuando no están previstas las partidas para comprarlas?....

Gregorio Verdugo dijo...

Anónimo: a mi entender, sí. Supongo que le queda dar una larga serie de explicaciones.