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06 marzo 2010

La parábola de los armarios

Juan Carlos Escudier

“Obviamente, ésta no es la única manera de aumentar la productividad. Por plantear una ecuación simple, si alguien fabrica diez armarios y los vende, lo ingresado ha de equivaler a lo que ha costado producirlos más el beneficio empresarial correspondiente. Para conseguir que los armarios sean más baratos se puede tratar de reducir los costes, en efecto, pero también es posible lograr lo mismo recortando los beneficios, y eso es justamente lo que ningún ilustre economista destaca en sus sesudas reflexiones sobre los sacrificios que nos esperan.
Salvo excepciones, que las habrá, márgenes de un 15%, que en cualquier país civilizado se considerarían una ganancia razonable, aquí se toman como un insulto, ya que a ese ritmo uno tarda una eternidad en forrarse. A principios de los 90, Alfonso Guerra planteó una ley de hierro de los beneficios y Felipe González tardó cinco minutos en desautorizarle. Vivíamos, según Solchaga, en el país en el que más rápidamente se podía llegar a rico. Para eso sí que éramos competitivos. Como ahora.”

Más en “Una ley de hierro para los beneficios

PD: una anécdota, yo por ejemplo aspiro a trabajar algún día en un medio de comunicación una vez concluya la licenciatura, con lo cual ya de entrada hay dos cosas que quedan desterradas de mi futuro inmediato; el hacer periodismo independiente –salvo milagro inesperado- y el concluir mi vida laboral siendo rico. Probablemente gane incluso menos salario que en la actualidad, como simple administrativo en una empresa municipal. Sin embargo, no me importaría en absoluto y aceptaría el sacrificio por el mero placer de hacer lo que gusta y lo que me hace feliz.

Para la clase empresarial, por lo general, lo más importante siempre es la no reducción de los beneficios que consigue con su actividad, aunque para ello tenga que aplastar el nivel de subsistencia de sus trabajadores o incluso el futuro de su propia empresa pegando el cerrojazo. ¿Dónde está ahí el sacrificio, dónde la responsabilidad social? En ningún sitio, es el mandamiento principal de un sistema en el que el amasar dinero está en un nivel superior a cualquier otro principio moral.



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