La huelga de Tussam desconvocada, de momento

Ha bastado una aparente disposición negociadora por parte de los dirigentes de Transportes Urbanos de Sevilla -esperemos que luego no se quede sólo en una apariencia- para que las organizaciones sindicales desconvoquen la huelga prevista para los días 22 de febrero y 12 y 16 de marzo.
La decisión pretende ser un gesto de respuesta al hecho de que la empresa haya accedido a mantener reuniones para tratar en cuatro mesas de trabajo asuntos relacionados con el dimensionado de la plantilla, la red de líneas, la organización de la explotación y los salarios.
El objetivo no es otro que recabar datos de primera mano que permitan a los trabajadores plantear propuestas serias y coherentes. No obstante, los sindicatos de Tussam mantienen la exigencia de que se paralicen las intenciones privatizadoras de los responsables de la empresa y acudan a las mesas con verdadero afán de alcanzar acuerdos. Aspecto este último que plantea serias dudas, dado el archiconocido talante de los imputados que están al frente de la nave.
Los trabajadores mantienen sus objetivos de conservar el carácter público de la empresa, desarrollar un plan de empleo que garantice la estabilidad de toda la plantilla y conseguir compromisos por parte de las instituciones públicas que aseguren la financiación a largo plazo. Un Plan de Estabilidad que estaría condicionado al cumplimiento de tales compromisos y recusable anualmente mediante el voto de los trabajadores.
Además, advierten de que nadie entienda la desconvocatoria de la huelga como un signo de debilidad, sino como un margen de confianza a los dirigentes de la empresa para que demuestren que sus verdaderas intenciones son salvar la empresa y no sus poltronas.
El próximo día cuatro de marzo se celebrará un referéndum mediante el que se decidirà si se aplican o no otras movilizaciones más contundentes.
Con esta medida, los trabajadores ponen la pelota en el tejado de la empresa. Ahora les toca a Arizaga y a Gutiérrez demostrar que lo que con tanto afán proclaman en los medios -esa supuesta vocación celestial por el acuerdo y el consenso- es cierto.
Aunque, si tiramos de antecedentes, no creo que sean capaces de hacer en unas semanas lo que se han negado a hacer sistemáticamente durante los últimos cinco años. Porque, por mucho que la mona se vista de seda, mona se queda.