Desayuno de oración en Tussam

Ayer a media mañana, a los dos imputados que dirigen Tussam, Guillermo Gutiérrez y Carlos Arizaga, les faltó tiempo para reunir con carácter de urgencia a todos los mandos de la empresa, los integrantes del denominado Grupo 1, en el salón de actos para que escucharan una charla ex profeso pronunciada por el primero.

El mismo tiempo que no fueron capaces de encontrar para acudir a acompañar en el dolor a los cuatro compañeros que perdieron un familiar en el trágico incendio de la residencia Aurora de Sevilla no tuvieron, pero siempre se encuentra un hueco para aleccionar a la tropa. Ya se sabe, la primera línea de batalla ha de estar bien engrasada.

En la misma les expuso básicamente lo que escribió al resto de trabajadores mediante carta publicada en los tablones de anuncios, que para eso todavía hay clases y la plebe no se merece el don de la palabra.

Allí, con las formas de un pedigüeño cualquiera, el responsable directo de marcar el rumbo que ha de llevar la empresa, flanqueado por ese gerente de tan brillantes ideas que rara vez obtienen resultados satisfactorios, ha mendigado ideas, sugerencias, aportaciones, cualquier cosa que sea capaz de sacar la empresa adelante.

Se ve que la imaginación se les ha agotado y que ya no dan para más. Pésimas deben pintar las cosas para la empresa cuando los capitanes que dirigen la nave preguntan por el rumbo a los grumetes. Aunque, claro, siempre está a la mano la excusa infalible de echar las culpas y las cargas a los trabajadores, que sus espaldas están más acostumbradas a soportarlo todo.

Durante la reunión, que se ha debido parecer más a la que The Fellowship, o sea La Familia, organizó hace unos días para Obama y que tanto gustó a Zapatero, tan sólo tres personas se han atrevido a opinar. Probablemente no porque no sean capaces de aportar ideas, sino más bien porque tienen la certera opinión de que no serviría para nada, ya que aquello tenía toda la pinta de un monumental paripé. De todos es archiconocido que en Tussam lo de la libertad de expresión es más un ornamento que otra cosa, de ahí la opción mayoritaria por el silencio sepulcral.

No obstante, nuestros tres valientes y osados opinaron sobre la necesidad imperiosa de una reestructuración de líneas, lo crucial de que el Ayuntamiento abone el costo real y al completo de las tarifas sociales que aplica la empresa y sobre el curioso hecho de que desde que formamos parte de la AIE de Sevilla las cosas nos salen más caras que antes. Casi con toda seguridad, estas atrevidas y razonables propuestas me temo que no van a llegar muy lejos, porque de lo que en verdad se trataba era de seguir la pauta de un guión más que predeterminado. Las formas siempre son las formas.

Ya de paso, como quien no quiere la cosa, aprovecharon la ocasión para decir que no habrá convenio hasta que se acuerde el Plan de viabilidad y que, en todo caso, tendrá una duración de tres años y un incremento salarial cero.

Eso sí, no han dicho nada sobre rebajar el sueldo a los directivos para atenuar el terrible déficit que arrastra la empresa, a pesar de que algunos cobran más que un Presidente de gobierno, temerosos con toda seguridad de que una impresión demasiado fuerte en momentos tan cruciales pudiera causarle a alguno un trastorno de salud.

Es que últimamente no ganamos para sobresaltos.

PD: hubo integrantes del grupo uno a los que llamaron por teléfono hasta cuatro veces para que no se les ocurriera faltar a la cita, no vaya a ser que se perdieran las palabras del Ayatolah y la consiguiente iluminación divina.

Sin embargo, tenían prevista una reunión con los sindicatos a las 18:30 de la tarde para abordar el Plan de Viabilidad y estos no tenían constancia ni de la misma ni de los temas a tratar. Lo dicho, que siempre ha habido clases.