Si algo ha demostrado la brutal crisis económica que está padeciendo el planeta es que la economía global no nos sirve de nada mientras no sitúe a las personas en primer término, por encima del beneficio y el lucro acelerado e indiscriminado.
Los gobiernos deben entender que ésa debe ser su tarea prioritaria, la globalización no puede llevarse a cabo a costa del bienestar y la felicidad de millones de seres humanos.
Hoy, 7 de octubre, se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente convocada por la Confederación Sindical Internacional para reivindicar el derecho de todo ciudadano a obtener un puesto de trabajo digno, base indispensable para poder aspirar al futuro de la mayoría de la humanidad.
Como trabajador que soy y me siento, quiero exigir desde aquí al Gobierno de mi país que el derecho al trabajo es el primero que ha de garantizar a todo ciudadano y que ese trabajo ha de gozar de las condiciones de dignidad necesarias como para que pueda sustentar una vida que merezca la pena vivirse.
Garantizar el trabajo digno de todos significa hacer los cambios y modificaciones necesarios en el sistema para que pueda lograrse, aunque para ello hayan de desterrarse ciertas escalas de valores y prácticas que lo único que han demostrado es la facilidad con la que crean problemas imposibles al resto de la humanidad.
Desde aquí me uno a cuantos hoy van a alzar su voz y a movilizarse para que este logro deje ser una utopía frágil en manos de los gobernantes y se convierta en su objetivo primordial.
2 comentarios:
¡Anda que no exijes tú "ná" al Gobierno...!
Anónimo: será por exigir.
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