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12 octubre 2009

Las cosas claras y por su nombre


Cada día es más frecuente encontrarnos en la prensa diaria con titulares como el que ilustran este post, perteneciente a la edición digital de El País.

Quisiera hacer una aclaración sobre el mismo, porque soy de los que pienso que los periodistas debemos ser extremadamente cautelosos con el uso del leguaje, que es nuestra herramienta de trabajo, además de un bien cultural común de un valor incalculable.

Se pueden cometer fallos, a fin de cuentas somos humanos, pero extender cierto uso de las palabras que se va haciendo crónico y amenaza con perpetuarse para siempre también entre los lectores me parece un flaco favor a la lengua y a la cultura.

No debemos olvidar, aunque a veces lo hacemos con demasiada facilidad, que una de las funciones primordiales del periodismo es educativa, o formativa si lo prefieren.

Ante este titular me pregunto: ¿Cómo que “presuntamente asesinada”?

El presunto es el autor, no la víctima. La víctima ha sido asesinada, es decir, matada por alguien con premeditación, alevosía, etc. El presunto es aquel a quien se considera posible autor de un delito antes de ser juzgado.

La mujer ha sido asesinada, sin presunciones que valgan, que para eso está bien muerta. Su marido es el “presunto asesino”, sobre el que recaen todas las sospechas hasta que lo juzgue y condene o absuelva un tribunal.

En fin, que las cosas claras y por su nombre siempre serán mucho mejor.



4 comentarios:

megustas dijo...

ya había leido o escuchado varias veces esta palabra mal puesta en el texto o en un discurso. Estoy de acuerdo en lo que resaltas aqui como un error imperdonable de aquellos que tienen como profesión colocar bien las palabras en un texto.
Chapeau!!

Gregorio Verdugo dijo...

gracias, megustas, es que ya da un poco de coraje de tantas veces como lo veo.

Im-Pulso dijo...

Abundando en el asunto, resulta chocante el uso excesivo del latiguillo "presunto".
Por ejemplo, en lugar de escribir o decir "fue detenido un varón acusado de asesinar a Menganita", hay una especie de obligación no escrita y absurda que impele a numerosos periodistas a escribir o decir "ha sido detenido el preunto autor de la muerte de Menganita". Sin olvidar que en la mayoría de las ocasiones se difunde la identidad de la víctima y se silencia la del arrestado (¡incluso cuando es el asesino confeso!)
Saludos.

Gregorio Verdugo dijo...

Félix: tienes toda la razón. Es como cogérsela con papel de fumar.