“El problema de las fotos duras, como la del joven marine es que recuerdan a Vietnam, la guerra que se perdió por el exceso de información. La alternativa no es silencio, la ocultación, la mentira y la estadística. Las fotos no matan, matan los políticos irresponsables que envían a los suyos a las guerras que se venden como liberadoras cuando en realidad son un negocio privado. Para eso está el fotógrafo, el periodista, el testigo, para evitar la impunidad. Incluso entre nosotros.”
Más en “No queremos ver el rostro de la muerte”.
Este tema ya lo tratamos en este blog alguna vez y, desde entonces hasta aquí, no he encontrado demasiados argumentos que me convenzan para cambiar de punto de vista cuando de fotografía informativa se trata.
En el caso de las guerras y el terrorismo me plantea menos dudas, pero cuando se trata de catástrofes o de tragedias cotidianas ya no lo tengo tan claro. Y aquí, al contrario que en el fútbol, ante la duda mejor no pitar nada.
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