No soy juez, ni tampoco experto en judicatura, pero, aunque le duela a Rajoy, todavía no he perdido el sentido común, o al menos eso creo.
Es indigno que Juan Luis de la Rua, Presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, no se inhibiera de la rama valenciana de la causa Gürtel, como el sentido común parecía aconsejar, por “Amistad íntima o enemistad manifiesta con cualquiera de las partes”, como recoge el Apartado 9 del Artículo 219 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Sobre todo después de aquellas manifestaciones en las que Camps admitía que “Tendremos que buscar en el diccionario otra palabra distinta (a la de amistad) que resuma esta íntima y sentida relación entre De la Rúa y el presidente de la Generalitat”.
Es indigno que el tribunal se haya negado a investigar si los regalos recibidos se pudieran deber a concesiones de contratos irregulares por parte de la Comunidad Valenciana. Como lo es también que el tribunal pretenda con la sentencia que desaparezca un tipo penal.
El carpetazo al caso es un insulto a la inteligencia y una falta de respeto a la ciudadanía, que cada vez da por más cierta, con actuaciones como esta, aquella famosa afirmación de Pedro Pacheco de que “la justicia es un cachondeo”.
Y, porque una indignidad lleva a otra, volvemos a sumergirnos en la amarga sensación de que los delitos de guante blanco no sólo tienen en este país el terreno más abonado, sino que ya mismo incluso contarán con campañas publicitarias que los promocionen.
Con estas actuaciones, creer en la justicia se está convirtiendo en algo más que un acto de fe. Aunque otros, quizás con mucho más que ocultar, se sientan muy contentos.
2 comentarios:
¿ y la hija de Chaves, no tenia que haberse inhibido de solicitar una subvencion de 10 millones de euros de la Junta de Andalucía a su empresa?
Anónimo: yo que tú me informaba del tema más en profundidad, igual te sorprendes. Y cuando sepas más, vienes y me lo cuentas.
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