El helecho invasor azolla amenaza la red de abastecimiento de aguas de Emasesa en Sevilla

Miembros de Ecologistas en Acción denunciaron hace pocos días la aparición de una lámina de 14 kilómetros del helecho invasor Azolla en el Ribera del Cala, en la Sierra Norte de Sevilla, que impide la oxigenación del agua y que podría provocar, según los ecologistas, brotes de botulismo en la red metropolitana de abastecimiento de agua para consumo humano de Emasesa.

La lámina de catorce kilómetros sobre la que alertan desde Ecologistas en Acción se extiende por el río Ribera del Cala en su recorrido por el Parque Natural de la Sierra Norte y corre el peligro de que la proliferación de bacterias, a causa de la falta de oxigenación y de luz, alcance la red de consumo humano de agua, ya que el pantano de Cala desemboca en el de El Gergal, que es uno de los integrantes de la red de abastecimiento de Emasesa.

El helecho Azolla, también denominado helecho mosquito, no es en nada parecido a un helecho convencional. Es una planta acuática flotante, de hojas pequeñas y de colorido variado en función de su exposición al sol. Debido a su capacidad de fijación de nitrógeno, en los países del sudeste de Asia se usan para incrementar la productividad de la tierra en plantaciones como el arroz.

Al inundarse los campos de arroz en primavera, se les inocula el helecho Azolla, que debido a su rápida multiplicación cubre la superficie del agua suprimiendo la maleza. Una vez que el helecho muere, contribuye con nitrógeno a la raíz del arroz. Además, cuando los campos se secan, los azolla se convierten en un extraordinario abono verde para la tierra.

Sin embargo, en superficies de agua como la que referimos, el azolla es una auténtica maleza que ahoga al agua al impedir su oxigenación.

Jack Daniel’s Blog se ha puesto en contacto con Armando Cáceres, activista de la organización ecologista y representante de la misma en la junta rectora del Parque Natural Sierra Norte, que además fue el descubridor de la existencia de la lámina invasora, junto con otro compañero de El Real de la Jara.

Armando se queja de que, a pesar de que la denuncia de la existencia de la lámina se efectuó hace un mes y de que prometieron que se iba a actuar al respecto, a día de hoy todavía no se ha tomado ninguna medida.

Según él, lo idóneo sería efectuar una limpieza exhaustiva del cauce e iniciar una investigación seria sobre las causas por las que ha aparecido esta especie en un sitio tan poco frecuente, ya que nadie sabe cómo ha podido llegar el helecho hasta allí. Aunque la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir tiene conocimiento de su existencia desde hace tiempo. Además, se sabe de su presencia en las marismas de Doñana, donde constituye otro serio peligro, y que, según Armando, existe un convenio entre España y Portugal, porque también se ha detectado en la cuenca del Guadiana y ya se han llevado a cabo varias actuaciones conjuntas de ambos países al respecto.

Armando nos dice que el mal funcionamiento de la depuradora de El Real de la Jara también favorece su crecimiento, como también la desaparición de unas barreras flotantes que se habían instalado el año pasado para impedir su expansión y que fueron arrastradas por las crecidas del río sin que se hayan vuelto a reponer.

Los efectos del helecho en la flora y fauna del entorno son devastadores. Elimina las plantas acuáticas de la zona donde crece gracias a su aportación de fósforo al suelo. Según Armando Cáceres, toda la fauna piscícola desde El Real de la Jara hasta el puente de El Ronquillo ha desaparecido por completo, con el consiguiente impacto en las especies que se nutren de ella como la nutria, también desaparecida, y las aves como cigüeñas, garzas y algunas rapaces, que tendrán que prescindir de una de sus más importantes fuentes de alimentación con el consecuente peligro de que emigren a otros hábitats más favorables. El helecho, de no actuarse de inmediato, podría comenzar la invasión del pantano a partir de la próxima floración en primavera, según sus cálculos.

Preguntado sobre sus impresiones sobre este extraño suceso, Armando Cáceres nos asegura estar cada vez más convencido de que puede tener relación con algún tipo de vertido de la mina de níquel de Aguas Blancas, e incluso con el vertido de Boliden en Aznalcollar, aunque todavía carecen de pruebas para demostrarlo.