La prensa se apunta a la moda de los derechos de autor y va a dar la batalla judicial a los agregadores de noticias, al más puro estilo SGAE, después de haberlo conseguido con las empresas de resúmenes de noticias.
Así lo ha manifestado la Asociación de Editores de Diarios Españoles (Aede) en un comunicado hecho público hoy en el que destaca la prohibición expresa recogida en la sentencia de distribuir contenidos de periódicos sin la autorización de los editores.
Lo curioso de todo esto que, según determina la sentencia, los propietarios de los derechos intelectuales de los diarios, tanto impresos como en Internet, son los editores y no se hace mención alguna de los periodistas, que son quienes en realidad crean los contenidos.
A partir de ahora servicios como Google News y otros similares se verán inmersos en una batalla judicial, con un mal precedente ya sentado, que puede suponer el que tengan que llegar a acuerdos económicos con los editores para distribuir sus contenidos o, simplemente, dejar de hacerlo sin más.
Dudo mucho que los editores, en buena parte responsables directos del deterioro y la precariedad existente en la profesión, se hayan parado a meditar sin con esta medida causan más daño que beneficio al periodismo. Ésa no es su función, la buena salud de la profesión periodística no es su negocio, sino el cobrar por la información para no perder los pingues beneficios que hasta ahora se han repartido. También está aquello del control sobre la información en el más amplio sentido del término y el matar dos pájaros de un sólo tiro.
Tampoco creo que el hecho de cobrar a los agregadores por los contenidos vaya a convertirse en la panacea salvadora de la prensa, más bien pienso que supondrá una caída fulminante de lectores y visitas a los sitios web en el supuesto de que los agregadores los eliminen de sus algoritmos, dado que buena parte del tráfico de los portales de información se produce a través de ellos.
Pero, aún en el caso de que consiguiesen cobrar a los agregadores por la utilización de contenidos, lo que sí tengo claro es que ese beneficio provocado por el nuevo modelo de negocio no se utilizará en ningún caso para paliar la precariedad y la explotación a la que se encuentran sometidos tantos periodistas que trabajan bajo la sombra negrera de sus cabeceras.
Y a sólo les queda interponer demandas para querer cobrar por los enlaces.
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