• Ofensas verbales e insultos a periodistas por parte de las autoridades.
• Asignaciones discriminatorias de publicidad de acuerdo a la relación con el medio.
• Pagos de publicidad hechos directamente a periodistas.
• La asignación injusta de licencias de radio y TV con el fin de beneficiar a los aliados políticos o a los medios más grandes, excluyendo de esta manera a las voces de la oposición y restringiendo la entrada de nuevas organizaciones mediáticas.
• Al controlar la distribución de las frecuencias públicas de transmisión radiofónica y televisiva, los gobiernos pueden abusar de las leyes para otorgar licencias de transmisión en beneficio de sus aliados políticos, excluir las voces de la oposición y restringir la entrada de nuevas organizaciones mediáticas.
• Uso de leyes financieras, fiscales y laborales, entre otras, para hostigar a algunos medios.
• Negación del acceso a fuentes y a información como venganza por coberturas negativas.
Así es como describe la UNESCO lo que ella misma llama censura indirecta y autocensura en los medios de comunicación en su informe “La libertad de prensa en América Latina”.
Algunas de las prácticas descritas, si no todas, son aplicables a la realidad del mundo de la comunicación de este país, sobre todo en lo relativo al reparto de la tarta publicitaria institucional. Ésa que ha conseguido cambiar el sentido de tantos titulares de la prensa española.
Vía | Paper Papers
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