Escribe Manolo Saco en su blog, en referencia al vuelco electoral ocurrido en Galicia.
“Parece confirmarse el runrún de un cierto desencanto con el funcionamiento del bipartito, al que se le achacaba funcionar más como un “bigobierno”, con un PSOE que se ha mostrado incapaz de vender sus logros, habiendo depositado, por dejadez, en su socio minoritario, el BNG, la operación mediática de imagen del gobierno bicéfalo”
Y, mientras lo leo, pienso en si en mi ciudad, Sevilla, no estará ocurriendo tres cuartos de lo mismo. La coalición de izquierdas que la gobierna presenta a veces síntomas semejantes e igual de preocupantes.
A los socialistas parece que les cuesta más publicitar sus logros y rentabilizarlos, mientras IU con su lógica de la imposición por la necesidad de los votos, a través casi siempre de los medios, logra destacar lo que consideran sus conquistas en detrimento del socio de gobierno.
Incluso en ocasiones se le ha reprochado al alcalde que Torrijos pareciera más el alcalde que él mismo. Y ello sin pararse a sopesar las consecuencias de los varios embolados en los que lo ha metido. En fin, creo que es como para pensárselo dos veces. Porque los socialistas saben mejor que nadie que cuando se coaligan hacia su izquierda suelen ser los más perjudicados. El alcalde debería tomar buena nota de ello.
De referencia también el artículo de Nacho Escolar sobre las causas de la reconquista del Partido Popular en Galicia. La ironía con la que empieza la columna ya lo dice casi todo.
“Mucho tiempo después, frente al resultado de las urnas, Emilio Pérez Touriño habría de recordar el día en que no quiso adelantar las elecciones. La crisis era entonces tan reciente que para Zapatero aún carecía de nombre, y para mencionarla se limitaba a señalarla con el dedo”
En fin, balón de oxígeno para Rajoy de cara a la ardua tarea que tiene ahora por delante; limpiar de manzanas podridas la cesta de su partido
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