Desde hace dos años, los periodistas de Somalia padecen asesinatos, amenazas de muerte, arrestos y detenciones injustificadas, palizas, secuestros, y todo tipo de persecuciones. Además se cierran medios sin ninguna justificación y se restringe la labor informativa por parte de las fuerzas de seguridad, de las milicias del Gobierno Federal de Transición y de diferentes grupos armados.
El pasado 11 de febrero, Said Tahlil Ahmed, director de la emisora de radio independiente de Somalía, cayó abatido por los disparos de tres pistoleros sin identificar en el mercado de Bakara, cuando se dirigía junto con otros periodistas a una reunión con el grupo principal de la oposición que lucha en Mogadiscio contra las fuerzas del Gobierno federal de Transición Somalí.
Cuatro días antes, el 7 del mismo mes, Hassan Bulhan Ali, director de la emisora de radio de la ciudad de Abudwaq, fue acuchillado cinco veces en el estómago y el corazón mientras participaba en una reunión de reconciliación local. Su agresor lo había acusado de informar de forma parcial contra su clan. Hassan se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Abudwaq.
Said se ha convertido en el segundo periodista asesinado en lo que va de año en Somalia y el undécimo desde inicios de 2007. Son parte de las víctimas de una campaña de homicidios selectivos y hostigamientos contra periodistas, personal de ayuda humanitaria y activistas de la población civil, que se han convertido en blancos indefensos de prácticamente todas las partes del conflicto. A día de hoy, ninguno de los asesinatos de periodistas ha sido investigado ni nadie ha sido procesado por ellos.
Mohamed Dhere y Mohamed Warsame Darwish Gobernador y alcalde de Mogadiscio y director de la Agencia de Seguridad Nacional, son los principales autores intelectuales de frecuentes detenciones arbitrarias y disparos deliberados sobre los pocos periodistas que siguen trabajando en Somalia, sobre todo cuando revelan las exacciones que cometen sus hombres o dan la palabra a la oposición.
Por su parte, el grupo armado Al-Shabaab, que con frecuencia emplean a adolescentes por encima de toda sospecha como asesinos a sueldo, han matado a decenas de maestros, profesores universitarios, médicos y, al menos, a tres periodistas.
Reporteros sin Fronteras los tiene catalogados como “predadores de la libertad de prensa”.
Un caos que se extiende en un escenario de estado fallido, donde la inexistencia de gobierno desde hace casi dos décadas ha permitido que la convivencia se haya ido deteriorando progresivamente. Tan sólo desde que la guerra comenzara en 2007, en Somalia han muerto 16.000 civiles, 870.000 se han visto desplazados y la crisis humanitaria se contabiliza ya en 3.250.000 personas que dependen de los organismos de ayuda para su supervivencia.
Fuente: Amnistía Internacional
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