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20 febrero 2009

El Partido Popular y las técnicas de distracción


Imagen: Laurent Courau

Algunas cosas de la política nacional llegan ya a cansar, por lo absurdas en grado sumo y por cuanto de intención manipuladora conllevan, sobre todo cuando el partido del que eres baluarte las está pasando canutas y no sabe cómo quitarse de encima la sucesión interminable de escándalos y corruptelas que le está salpicando y que han sido desveladas por sus propios integrantes.

Y es que cuando llueven chuzos cualquier paraguas es bueno para evitar el remojón y uno los más utilizados son las denominadas técnicas de distracción, una suerte de relajación colectiva, semejante a la que practican los humanos en los momentos chungos, con la intención de olvidar lo negativo y paliar el estrés que produce.

La externalización es una de las más comunes y consiste en centrar la atención sobre sucesos que se originan fuera del partido. Es una técnica recurrente que suele funcionar porque distrae a la opinión pública aliviando el malestar propio.

Es lo que ha puesto en práctica el diario afín ABC con este artículo insulso y nada noticioso donde da cuenta de lo que tildan de desliz de TVE en una noticia sobre los imputados del Partido Popular en la trama de corrupción que investiga el juez cazador Garzón.

Resulta que en el rótulo de la noticia del Telediario 1ª Edición rezaba “Los dos imputados, ante la ante la Comisión de Garantías del PP” sobre una imagen en la que aparecían Esteban González Pons, y Carlos Florián llegando a la sede del Partido Popular en la calle Génova. El vídeo comienza con un plano desde la distancia de la sede popular que evoluciona hacia una toma de la cristalera de entrada con los reflejos de los transeúntes sobre la que aparece el rótulo maligno. Segundos después llegan ambos dirigentes del PP, supongo que por casualidad y el rótulo canalla continúa hasta el final de la noticia. No obstante, al periódico le parece más que suficiente para titular “Malestar en la dirección del PP por un nuevo “desliz” de TVE”. Desconozco cómo de grave fue el anterior, pero no hace falta ser un lumbreras para descubrir que se trata de una maniobra clara de externalización de las muchas empleadas en estos días para sembrar la duda sobre todo tipo de personas e instituciones que tengan algo que ver con el gobierno socialista.

Otra técnica de distracción ampliamente utilizada es la de la repetición, que consiste en repetir, valga la redundancia, una acción hasta la saciedad, de manera que te aliene de tal forma que seas capaz de olvidarte del martirio constante del pensamiento negativo. En ella podríamos encuadrar las maniobras del ínclito Arenas en el sur, donde pretende que se investigue hasta la compra del papel higiénico que sus señorías usan con denuedo cuando acuden a dar de cuerpo en mitad de las sesiones parlamentarias.

La tercera técnica, y no por ello menos trascendente, se denomina antimonotonía y consiste en hacer algo novedoso y más placentero, como abandonar el papel de partido moderado a la fuerza y comenzar de nuevo con la táctica estratégica por antonomasia; el esparcir mierda a todo bicho que se mueva con tal de que nadie se percate de mi traje impregnado hasta las trancas y oliendo a letrina putrefacta. Esta técnica es muy adecuada para recuperar a viejos compañeros de viajes que habían decidido dejarlos solos ante el peligro, por negarse a claudicar ante sus obscenos deseos.

Pero quizás la que más resultados potenciales ofrece es la técnica de la conversación, embaucadora donde las haya, que es especialmente eficaz cuando se es el conversador activo más que el oyente pasivo, de ahí que se dediquen a convocar ruedas de prensa donde no tienen cabida las preguntas de los periodistas o a lanzar acusaciones soeces desde los púlpitos de los mítines, sin posibilidad alguna de que el oyente pueda ponerles en un aprieto con sus preguntas indiscretas.

La única que no practican, y es una pena, es la de la concentración, cuando tal vez fuese la más adecuada. Porque concentrarte en destapar la letrina mugrienta y apestosa en la que se ha convertido tu partido y poner a disposición de la justicia a los responsables, además de doler tela, debe ser de lo que más distraiga en el mundo.

Pero claro, cuando se viene de experiencias como el Prestige o el 11M, la cabra siempre suele tirar al monte.

2 comentarios:

Francisco Galván dijo...

Lo triste de todo esto es que los afines se lo creen, luego el éxito está garantizado.
¿Qué busca un partido político? Que le voten para seguir en el poder o alcanzarlo. El PP tiene mucho voto fijo, pero que mucho (algo que no entiendo) Ante unos sucesos como los que está atravesando (siempre que no tomen unas dimesiones tipo Roldán o Filesa con el PSOE) le basta con lanzar cuatro cortinas de humo para que sus afines se lo crean (están deseandóndolo) y seguir conservando su voto.
Así es la vida.

Gregorio Verdugo dijo...

Francisco: Y lo peor de todo es que en ciertos sectores del partido puede que todo lo que está pasando esté hasta bien visto.