Juan Alberto Belloch, socialista de pro donde los haya, define a Escrivá de Balaguer, fundador del OPUS DEI y reconocido franquista, como "el aragonés más importante de la segunda mitad del siglo XX y de mayor proyección internacional, exceptuando a Luis Buñuel". Esto es nacionalismo del duro y no las bagatelas de Carod Rovira o de Otaegui.
Probablemente se lo chivara el propio Franco en una de sus íntimas y privadas confesiones: “no te preocupes, José María, que hay un muchacho algo rojillo por ahí que te dedicará una calle en Zaragoza el día de mañana”. Con lo visionario que era, no me extraña. Desde aquel momento, José María se cuenta que entró en el trance eterno que le condujo a la santidad.
Al bueno de Belloch no le ha hecho temblar el pulso ni el predicamento de la doctrina de “sumisión de la mujer” de la organización que fundara el hijo pródigo de los predios maños, ni "la depuración de intelectuales y liberales de la universidad" que practicó durante todo el régimen franquista. Eso es pecata minuta en comparación con su santidad reconocida y elevada a los reinos de los cielos por vía de urgencia por el Vaticano.
Seguramente, el ínclito Belloch entiende que ésa es una forma como otra cualquiera de encarnar los valores democráticos que rigen nuestra sociedad hoy en día. Nada mejor que un poco de revisionismo histórico para reinterpretar la memoria colectiva.
¿Y de los muertos represaliados por el franquismo qué, Belloch?
-Están mejor, gracias.-
Se dice que tras efectuar estas declaraciones, el santo de Juan Alberto se fue inmediatamente a confesar a la Basílica del Pilar y a ingerir un vomitivo a continuación.
6 comentarios:
vivir para ver...
moro: pues sí, el pobre hombre anda preocupado por el más allá.
jajaja dios lo tenga o lo vaya a tener en su gloria
S.: creo que ya se ha iniciado el proceso de canización.
XD! pero si este hombre me parecía....vivir para ver:)
beso
sinsol: a mí también me lo parecía.
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