Os voy a contar algo sobre la anatomía de un negocio. Algo simple y breve, sin demasiados aspavientos, con la lógica clarividente de la terminología comercial.
De modo que soy soberana de un país soberano y democrático, pero mis ideas no son demasiado acordes con los designios que el pueblo de dicho país expresa libremente en las urnas en cada convocatoria electoral. Me asalta la incertidumbre de si no podría hacer algo para cambiar esa tendencia creciente a rechazar todo lo que yo y los míos representamos. Y decido actuar.
Me acuerdo entonces de mi biógrafa, de su flexibilidad para que muestre en sus libros la cara de mí que más convenga en cada momento. Y decido solicitar sus servicios, a lo que ella accede, como siempre, solícitamente.
Con una café caliente de por medio, planeamos una estrategia acorde a los tiempos que corren. Ante la ola de laicismo, radicalidad religiosa, que cree polémica, que salten las alarmas del enrejado social, que se disparen las ventas del libro que procedemos a publicar.
La biógrafa empieza a frotarse las manos ante las expectativas de negocio y entra al trapo ciega por los pliegues engañosos de la franela. Unas confidencias políticamente inaceptables, que yo negaré por supuesto. Unas filtraciones a los medios de comunicación y un lanzamiento adecuado a la magnitud del acontecimiento.
El resto lo hará la demanda y el hecho de que mi biógrafa ya tiene establecido un contrato de por vida para destinar buena parte de dinero obtenido –el 80% para ser exactos- a una organización adlátere a la obra que mejor encarna las ideas lanzadas a vuelapluma.
Los grandes almacenes y el eco escandaloso en los medios de lo que he manifestado se encargarán de todo lo demás.
Negocio redondo y sin esfuerzo. Y para mí, de momento, el desgaste innecesario de la institución que represento, que al final se transformará, como siempre, en solidaridad incuestionable e incomprensible. A pesar de los titulares.
“Pilar Urbano destina el 80% de los ingresos de su libro a una fundación vinculada al Opus Dei”
Todo esto es política ficción, pero ¿Es un negociazo o no?
Para que luego digan que no hay emprendedores...
ResponderEliminarEstas son donaciones y lo demás son cuentos, Coyote.
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