Hay bastantes en esta tierra mía a quienes les hubiera gustado que no hubiésemos sobrevivido al tópico. Aquellos que prefieren por siempre la Andalucía de cortijo y pandereta, la temerosa de dios, la tímida y cateta Andalucía a la que parecían querer condenarnos tantos caciques y dictadores petimetres como se han sucedido en nuestra historia.
Con la democracia, muchos de los que todavía piensan de esa manera han tenido que disfrazar sus trajes anacrónicos para pasar desapercibidos en una sociedad que sueña con avanzar y que ve cómo poco a poco, y con el duro esfuerzo de todos, va haciendo realidad su sueño.
La Justicia es uno de esos estamentos a los que más le cuesta asimilar que este pueblo ha cambiado, que ya no es aquel que sólo servía para el divertimento de los visitantes. La mejor prueba de ello es la actuación del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía con respecto a la impartición de la asignatura Educación Para la Ciudadanía.
De una tacada se han cargado lo referente a la homosexualidad, la diversidad familiar y afectiva y las cuestiones de género, argumentando que atentan contra la diversidad ideológica y política. Manda huevos la guasa de los de la toga.
Me gustaría que explicaran por qué no atenta contra la diversidad ideológica y política la sempiterna manifestación pública de una religiosidad única y casi siempre excesiva, que pertenece al ámbito de la privacidad del individuo.
Estos son los mismos que luego, en casos como el de la niña Mari Luz, dicen que los fallos son del sistema, nunca de sus señorías.
Os dejo un artículo de Antonio Asencio en El Plural que no tiene desperdicio.
2 comentarios:
como los cangrejos, damos un pequeño paso hacia delante y otra vez, gracías en este caso a sus señorias, 4 para atras.
Lo preocupante de la caspa en las togas es que tienen el poder de juzgar y dictaminar y lamentablemente la educación en este caso de futuros ciudadanos está ya sentenciada.
En fin, siempre más de lo mismo.
besos
sinsol: no me gusta que esta tierra se convierta en un refugio de carcas. No se lo merece.
Un abrazo.
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