Ellos describen su relación como célibe, como una práctica budista de alto nivel que implica hacer frente a tus propias imperfecciones y aprender a servir mejor al mundo. Pero lo cierto es que en Estados Unidos nadie se cree que permaneciendo toda la vida a 15 pies como máximo el uno del otro se pueda conservar por mucho tiempo el celibato.
Roach, que tiene 55 años, está formado en la misma tradición budista tibetana que el Dalai Lama. Se convirtió en monje en 1983 y obtuvo el título de Gueshe, que es el equivalente aproximado de un doctorado religioso. Christie, de 35 años de edad, usa el título de Lama, o profesor, título que tradicionalmente las órdenes tibetanas no suelen otorgar a las mujeres.
El compromiso espiritual tan singular que han contraído ha servido de inspiración para muchos seguidores budistas en Israel y Estados Unidos, donde sus conferencias sobre cómo los laicos pueden construir alianzas espirituales como la suya se llenan de personas que buscan compañeros o profundizar en su relación matrimonial.
Sin embargo, su práctica, que hasta ellos mismos reconocen como demasiado radical para las normas religiosas de la comunidad budista, ha levantado una ola de protestas desde el budismo tibetano. Incluso la propia oficina del Dalai Lama ha desaprobado el compromiso espiritual y desautorizó a Roach para enseñar en Dharamsala, India, en 2006.
“Los monjes tibetanos creen que se han vuelto locos” manifiesta Robert Thurman, profesor de budismo en la Universidad de Columbia “Él dice que permanece célibe, pero a la gente le resulta difícil de creer”.
Roach y McNally viven en una yurta, cuyos postes fueron traídos desde Mongolia, situada en lo alto del desierto, a unos cien kilómetros al este de Tucson. La tienda está colocada sobre una plataforma con vistas a una fisura en las colinas plagada de cactus. La tierra en cien acres a la redonda es propiedad de Diamond Mountain University, una escuela no acreditada que Roach fundó con McNally en 2004 para enseñar los principios budistas.
La pareja estuvo retirada en silencio en dicha tienda desde 2000 a 2003, sobreviviendo con los escasos alimentos que les llevaban algunas personas afines. Poco después Roach decidió hacer pública su relación, porque era “imposible mantener un secreto en la era de Google Earth” y porque “si el budismo realmente pretendía tener éxito en los Estados Unidos tendría que ser más incluyente con las mujeres”.
La pareja afirma que se ven el uno al otro como ángeles, que han renunciado al sexo y lo han sustituido por un nivel de comunicación que pocas personas pueden alcanzar. Y es precisamente esta insistencia en que comparten pureza e intimidad al mismo tiempo la que hace que nadie les crea. A pesar de todo, ellos insisten que los principios básicos del Karma y del budismo pueden mejorar cualquier tipo de relación.
¿Piensas tú lo mismo? ¿Serías capaz de mantener la castidad viviendo permanentemente a no más de quince pies de tu pareja?
Vía | The New York Times
3 comentarios:
Yo creo que precisamente es ahí donde está la clave de la cuestión, no tienen ganas porque están cansados de verse las caritas. Personalmente me agobiaría mucho si no pudiera separarme de mi pareja, por mucho que la quiera...Por otro lado también me parece absurdo privarse de uno de los mejores placeres que tiene la vida, pero claro que yo no soy tan mística...
Un saludo y sigo leyendo...
Creo que no podria, me sería muy duro y poco sano. De todas maneras quizás sea la unión perfecta y por tan perfecta muy dificil de poder tenerla. Estar unidos espiritualmente es estar unidos a un nivel más alto que la mayoria de mortales, sería quizás lo ideal, pero para mi hoy por hoy meparece muy dificil carmen
Yo tampoco me creo lo de la castidad, otra cosa es que mantengan el mensaje para atraer seguidores. Pero no me lo creo para nada.
Publicar un comentario