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02 mayo 2008

Contrato de Integración

“En una sociedad democrática no existe ni puede existir un contrato de integración. Lo que existe es un contrato social en el que participan todos los individuos mediante el ejercicio del derecho de sufragio. El contrato de integración es la participación en condiciones de igualdad en la formación de la voluntad general que es el contrapunto de las voluntades individuales, a través de las cuales cada ser humano en democracia organiza su vida como le parece apropiado.

La voluntad general constituida a través de las voluntades individuales que se expresan a través del ejercicio del derecho de sufragio es el marco para el ejercicio de la libertad personal. La libertad en el Estado Constitucional no es más que el ejercicio de la autonomía personal con el límite de la voluntad general. El límite es el elemento constitutivo de la libertad. Por eso es tan importante participar en la definición del mismo.

De esto es de lo que están privados los inmigrantes y este es el principal obstáculo para su integración. Su conducta está sometida a límites en cuya definición no participan. No es solamente la diferencia en lo que al ejercicio de los derechos fundamentales se refiere lo más importante, sino que lo decisivo es su condición de sujetos pasivos de decisiones políticas y de normas jurídicas que han sido creados por otros individuos con los que ellos conviven. El inmigrante comparte con los nacionales la obligación de cumplir todas las normas del ordenamiento sin haber participado en su creación. Mientras los españoles nos obedecemos a nosotros mismos al cumplir la ley, puesto que esta ha sido aprobada por nuestros representantes democráticamente elegidos, los inmigrantes no se obedecen a ellos mismos, sino que están sujetos a un mandato ajeno.”

Javier Pérez Royo, en un artículo en El País sobre el Contrato de Integración.

Los humanos somos únicos a la hora de inventar eufemismos, aquello de empleada del hogar por criada, y el caso de la integración de los inmigrantes es en el que más se manifiesta esa tendencia creativa. ¿Porqué tanto temor a que voten como los demás ciudadanos, a que participen como cualquiera en la construcción de este país?

Una democracia que le tiene miedo a la libertad y a la posibilidad de cambiar comienza a dejar de ser una democracia. (JackDaniel’spedia)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un mundo sin fronteras y todos ciudadanos del mismo planeta, un poco stropeadillo pero muy grande y muy bonito. Es mi utopía y no puedo con las fronteras, banderas, ideologías y cualquier otra memez que suponga etiquetar a unos de inmigrantes y a otros de lugareños.
La UE tiene sus defectos sin lugar a dudas pero en el tema de la inmigración por los menos para los paises de la UE ha sido un paso de gigante.

besos.

Gregorio Verdugo dijo...

sinsol:debemos insistir en ese camino con la UE, pelear por una integración real de la gente, que se sientan en casa y que ayuden a mantenerla limpia y en condiciones, como todos.